Un cara a cara con las llamas

Los vecinos del pueblo de Saavedra durmieron el martes con relativa tranquilidad porque la lluvia había sofocado las llamas de un incendio que comenzó a mediodía. Sin embargo, unas horas después de su falsa estabilización, el foco se reactivó y la luz de la mañana se tiñó de naranja. Con las horas, el crujir de la madera parecía más cercano y a primera hora de la tarde los hidroaviones emitían un fuerte zumbido. Los montes de O Irixo se consumen y ayer ya habían ardido 680 hectáreas. Lo mismo ocurre en la vecina Boborás, donde el fuego de Astureses avanza devorando ya más de 120 hectáreas. Por otra parte, en la zona sureste de la provincia, Laza y Chandrexa de Queixa sumaban ayer 2.100 hectáreas quemadas. Lo hacen con una evolución más positiva, con las situaciones 2 de emergencia desactivadas. En O Irixo ayer la situación fue crítica por momentos. Mientras que casi 50 brigadistas y más de una decena de helicópteros se turnaban para regar la parroquia de San Cosmede, en la zona de Saavedra nadie vigilaba el avance del fuego. Al menos hasta mediodía, cuando entró a trabajar la brigada de la localidad y un grupo de bomberos forestales de Tineo (Asturias). Su objetivo primordial era frenar el avance hacia la zona de casas. Un bulldozer abrió caminó y separó en dos un monte de pistas privadas y otras comunales. Tras él, los profesionales se dispusieron a observar con atención el comportamiento de las llamas y el viento. Decidieron que lo más razonable era hacer un cortafuegos. Esta técnica consiste en prender una zona para que avance hacia el incendio y se consuman mutuamente, impidiendo así que adquiera mayor envergadura y llegue más lejos. Los primeros en ejecutarlo fueron los asturianos y más tarde se dio la misma orden a los brigadistas de O Irixo. Con mecheros -y con las mismas llamas- prendieron piñas y retamas para reproducir el fuego. El tren, posible causante La Guardia Civil también frecuentó los alrededores del núcleo. Se entrevistó con los vecinos para investigar el origen del foco. En el caso de O Irixo afirmaron tener prácticamente claro que había sido efecto del paso de un tren, por tanto, la responsabilidad de los medios de extinción recaería sobre Adif. De hecho, en Saavedra las llamas permanecían cerca de las vías, hasta el punto de que cerca de las 17,00 horas tuvieron que acudir con las mangueras. Uno de los brigadistas de Tineo explicaba que llegaron ayer porque el martes “había tanta niebla que volar era imposible”. Su función: vigilar la zona ferroviaria con una pala para alertar -como hizo- por si el fuego volvía a aproximarse. El tren como causa del fuego también se estudia en el foco de Boborás. El BNG solicitó ayer que se investigue si Adif cumple con el deber de limpieza de los perímetros de las vías, ante la posibilidad de que este incendio también se hubiese originado por “chispazos del tren”. El martes por la tarde se activó la Situación 2 en el distrito que corresponde a las zonas afectadas por el incendio forestal de O Irixo, Boborás y Carballiño (que ya son un mismo foco). La aldea de Trabazón, donde solo residía una madre y su hijo, fue desalojada la noche del martes. En el resto de localidades, aunque estaban bajo alerta, los residentes no se movieron. Avelina García se quedó sola ayer en el núcleo de Valdesoiro. Detrás de su casa y para su sorpresa, contempló una columna de humo del fuego que daba por sofocado “¡Hay mi madre!”, exclamó. Con entereza señaló que “aquí só residimos tres veciños e os outros dous foron axudar co incendio. Se se enteran os meus veciños de que estou soa, sácanme de aquí”. En el propio Saavedra, uno de los residentes explicaba que “nadie nos avisó de ningún desalojo, estamos muy preocupados, pero no hay nada que podamos hacer. Solo esperar”, señaló.