Cada vez es mayor el número de hogares ourensanos que pagan una renta mensual por su domicilio habitual. Antes de la crisis del ladrillo, en el año 2007, solamente un 8,6% de los hogares ourensanos tenían gastos de alquiler en su vivienda principal; es decir, 11.658 hogares. Los últimos datos facilitados por el Instituto Galego de Estatística (IGE), referidos a 2019, ya situaban la incidencia en un 12,21%, un total de 15.699 hogares. La tendencia descrita, según fuentes del sector, es que va a continuar con su ritmo ascendente.
Los bajos salarios, el endurecimiento de las condiciones de los préstamos hipotecarios o la volatilidad del mercado laboral, con frecuentes traslados en la búsqueda de mejores horizontes profesionales, han reducido la capacidad de compra inmobiliaria, lo que obliga a buscar la alternativa del alquiler. Comprar un piso con los salarios de la provincia, sobre todo a los más jóvenes, supone un esfuerzo titánico, fundamentalmente cuando 20.000 de los 108.000 asalariados ourensanos cobran por debajo de los 950 euros del Salario Mínimo Interprofesional (SMI).
Ese ingreso por el empleo también requiere un importante sacrificio para los ourensanos ya que los precios de mercado se sitúan en la actualidad ligeramente por debajo de los 500 euros mensuales, lo que supondría un gasto que superaría la mitad de los ingresos por salario.
Ahora bien, tampoco el pago de una hipoteca resulta mucho más ventajoso que el alquiler. El gasto medio mensual por hogar en préstamos hipotecarios está ya cerca de los 400 euros, según las fuentes oficiales. Eso sí, se abona una cantidad para conseguir una propiedad, aunque la vida media de una hipoteca está muy por encima de los quince años.
COMPRAR Y ALQUILAR
Por otra parte, el mercado del alquiler tiene a otro gran protagonista: el propietario. Hay un contingente de ahorradores que están comprando viviendas que después las ponen en el mercado del alquiler, a veces tras una reforma. Es una alternativa importante, con rendimientos superiores al 6% al cabo del año, impensable en productos financieros convencionales.
Las entidades financieras hace ya tiempo que no priman el ahorro, con lo cual se buscan otras vías para canalizar la rentabilidad del dinero. Según el Banco de España, hay 9.000 millones de euros guardados en las entidades radicadas en Ourense y hay ahorradores que han decidido poner su dinero en el mercado inmohiliario para sacarle partido.
Según la Agencia Tributaria los ingresos de 1.200 hogares en la provincia de Ourense dependen de las rentas inmobiliarios. Fuentes del sector confirman que la tendencia lleva años asentándose en Ourense, aunque hay diferentes tipos. El inversor en pisos suele ser medio, excepto los fondos de inversión que pueden adquirir gran cantidad de activos.
El que más rentabilidad obtiene por la propiedad es el dueño de un local comercial, pero solo si está en la zona con más tirón. En ese caso, una renta de alquiler permite vivir con mucha holgura, pero es una parte mínima del pastel inmobiliario.
