La necesaria austeridad obliga a la ciudad y a las villas a prescindir de inversiones para conservar los servicios sociales

Los concellos ajustan presupuesto revisando tasas y gastos corrientes

La Molinera, en Ourense, una de las pocas inversiones que tendrá continuidad en 2012, en la ciudad (Foto: Miguel Ángel)
Los concellos de la provincia se aprietan el cinturón ante la caída de ingresos, tanto los procedentes de las administraciones (Xunta y Estado) como de los impuestos.
Atrás quedaron los años en los que la construcción aportaba cuantiosas cifras a los municipios y los alcaldes se exprimían el cerebro pensando si invertían en polideportivos o en comprar suelo para que la Xunta lo reconvirtiera en parque empresarial. Ahora lo que se lleva es 'mantener la calidad de vida que tenemos. Hay servicios muy buenos y debemos intentar conservarlos', resume el regidor de Verín, Juan Jiménez. Si acaso se mira al capítulo de inversiones es para ahorrar: el alumbrado de menor consumo energético es, posiblemente, el mejor ejemplo de gasto pensado para época de vacas flacas, como sucede ya en Ourense y en Verín.

La situación económica del Concello de la ciudad es, según el concejal del área, Agustín Fernández, 'razonablemente boa'. Con todo, y a falta de conocer las previsiones del Estado -que tiene presupuestos prorrogados-, espera que los ingresos caigan en 2012, sobre todo los relacionados con 'tributos vinculados ao sector inmobiliario, coma son o imposto de construccións e as licenzas urbanísticas', que este año se vieron aliviados por la inyección que supusieron licencias como la de Hipercor. Con todo, las previsiones del concejal de Economía son mantener los servicios sociales, sin pensar en subir el coste. 'Antes levaremos a Xunta ós tribunais para esixir o que nos debe', asegura. De hecho, la edila del área, Marga Martín, presentó ya una reclamación ante la Administración gallega en este sentido. Además, Fernández lo tiene claro: 'Só se atenderán os investimentos imprescindibles en lugar de novos gastos, como todo o relacionado coa eficiencia enerxética'.

También en O Barco, el objetivo es 'no suprimir ningún servicio', explica el alcalde, Alfredo García. Cauto al no conocer aún las aportaciones del Estado, su máxima es: 'Ajustar al máximo el presupuesto, por lo que los servicios se mantendrán este año. En 2012, el objetivo es el mismo pero ya veremos'.

A diferencia de la mayoría, el alcalde de Carballiño, Argimiro Marnotes, confía en incrementar los ingresos del Concello, ya que intenta mejorar la recaudación del IBI, el impuesto de vehículos y la tasa de basura. 'Antes se comunicaba el periodo de pago por un bando, ahora enviamos recibos a casa', explica. Las bonificaciones para el pago voluntario y la aplicación de la vía ejecutiva son las fórmulas con las que Marnotes espera 'que todo el mundo pague'. Como el resto de regidores, apuesta por mantener los servicios sociales, subir determinadas tasas, como las de las escuelas deportivas, e incluso crear otras, como las de las bodas civiles.


INCERTIDUMBRE

Y mientras en Carballiño esperan los resultados de una auditoría y se preocupan 'no sólo de lo que debe el Concello sino de lo que se dejó de cobrar, que igual es un importe parecido', dice Marnotes, en Xinzo se centran, según su alcalde, Antonio Pérez, en 'recortar todo lo que se puede y más. Si seguimos así, no sé qué va a pasar'. La tijera ha afectado ya, asegura, a las líneas de teléfono municipal, que pasaron de 30 a 11; a los gastos de representación, que 'no existen' y también a otros corrientes. Pérez espera 'mantener los mismos servicios -aunque la Xunta ha reducido 77.000 euros para dependencia-, pero en enero veremos lo que tenemos que hacer'.

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