El ángulo inverso

Confidencias de un letrista

ALBA FERNÁNDEZ
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Te lo cuento como sucedió. Hace pocos meses Miguel Ríos hizo un concierto en Celanova...

VIERNES, 9 DE DICIEMBRE

Te lo cuento como sucedió. Hace pocos meses Miguel Ríos hizo un concierto en Celanova, un concierto íntimo para seiscientas personas en el marco idílico del Monasterio fundado por San Rosendo. Qué barbaridad, fue un concierto de dos horas y media del que todos salimos, como siempre, conmovidos.

Al terminar la actuación hablé con Miguel, mira tú, en el despacho del alcalde donde él se vistió para actuar. Él y yo siempre nos despedimos con la palabra “altura”, que viene a decir algo así como volar alto en las alas de la dignidad y amistad siempre.

“Altura” también fue el título de un disco de Burning en el que colaboré. Sucedió que cuando lo acompañé hasta el coche, ya en el estribo me dijo “Dentro de poco tendrás una sorpresa, algo que te debo”. Pero vayamos al 5 y 6 de marzo del 82 en la incipiente primavera del Madrid de Tierno. Esos dos días en el Pabellón de Deportes del Real Madrid se grabó en directo, sin duda, el mejor disco de rock de la historia de este país. El Rock & Ríos. No es por presunción pero el tema ‘Extraños en el escaparate’ fue el más coreado del multitudinario concierto.

Poco después, salió el doble álbum y la verdad me quedé jodido porque no habían incluido este tema. El productor me dijo “Jaime, no lo hemos podido incluir porque dura siete minutos y nos ocupa el espacio de dos canciones, pero no te preocupes, la bala queda en el tambor del revólver”. Cómo es la vida, ayer me llama después de tanto tiempo aquel productor que me dice “Jaime, he cumplido en exceso en este fantástico ‘Rock & Ríos. Edición 40 aniversario’, ¿recuerdas las balas del revólver? No sólo hemos incluido ‘Extraños en el escaparate’, incluimos también tu tema ‘A tumba abierta’, quizás el más duro de la historia de Miguel. Así que con ‘Banzai’ y con ‘Generación Límite’ ya te puedes dar con un canto en los dientes, hermano”.

Cierto, ya tengo este ‘Rock & Ríos. Edición 40 aniversario’ en mis manos. Mis lectores saben que no me gusta tirarme el rollo, pero es una joya lo que tengo en las manos. Todo a lo grande. Dos CD, un DVD del mítico concierto, un libro que cuenta la experiencia de aquella gira, muchas fotos y alguna sorpresa. Por supuesto también sale en vinilo. Sonido remasterizado y un diseño imaginativo y acertado. Estoy ojeando el libro incluido sobre aquella gira, lleno de fotos y de historia cuenta algunas anécdotas de entonces.

Un flash y viene a mi mente aquel aciago día en Oviedo. Eran las fiestas y el concierto se iba a celebrar en la Plaza de Toros de la ciudad. Ya a media tarde, diluviaba. Miguel y los técnicos temieron por la delicada electrónica del equipo. Hicieron lo que tenían que hacer, suspender el concierto. Qué follón tremendo se armó, los maderos incluso dispararon pelotas de goma y muchos jóvenes casi tomaron la ciudad desafiantes. Pero el alcalde insistió en que se celebrara el concierto y tardó en comunicar que se había suspendido.

Lo recuerdo bien, estábamos todo el mundo cenando en el hotel. De pronto entran varios policías un tanto agresivos, de inmediato detienen a Miguel y lo suben en un coche celular. Esa noche la pasó en el calabozo. Algún periódico tituló “El rock de la cárcel se hizo realidad”. Increíble, el periódico de la ciudad tituló a cinco columnas y en portada “Un chulo se paseó por Oviedo”.

Pero quizás el follón más gordo fue en Barcelona. Eran las fiestas. El concierto en Las Ramblas. Cerca de trescientas mil personas se congregaron allí. No había sitio ya y muchos jóvenes se subieron a los árboles. Conque a mitad del concierto se sube muy nervioso el periodista Luis del Olmo y toma el micrófono ante el atónito Miguel.

Dice, casi grita “Hay avalanchas por todas partes y ya se oyen las sirenas de las ambulancias. Hay que suspender este concierto”. Miguel se negó, viejo roquero, sabía que había más riesgo en la suspensión que en la celebración. Los suyos le dijeron también que no era para tanto, los gritos de “Lárgate, Olmo” sonaron por todas partes. Y si había algo de lío, Miguel serenó al personal, cambió el repertorio, entonó “El río” y dijo “Esta canción tiene muchos más años que muchos de vosotros”. Dijo algo sobre la paz y todo continuó con emoción y normalidad.

‘Rock & Ríos. Edición 40 aniversario’. Leyenda, hermano, hermana lectora, un hito en la historia del rock.

(En medio de tanta alegría, un poco jodido estoy. Alguien se olvidó o cosas de erratas, pero la canción ‘A tumba abierta’ sólo sale firmada por los músicos que intervinieron. Y mira que trabajamos Miguel y yo en ella. Así que voy a llamar a mi colega productor “Eh amigo, una de las dos balas era de fogueo”).

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