El Covid-19 frena la acogida de nueve niños de Chernóbil

 El coronavirus suspende el programa de acogida de menores de las regiones más afectadas por la radiación del desastre de Chernóbil. Esta iniciativa que nació en la provincia en 1996 gracias a dos mujeres del rural ourensano que abrieron la puerta a estos niños rusos. El acogimiento se extendió posteriormente a toda Galicia y en los últimos años se registró una bajada histórica de participantes por la falta del relevo generacional o el cambio de la situación económica de las familias acogedoras. El pasado mes de enero, la asociación Ledicia Cativa, que impulsa las acogidas, lanzó un SOS que surtió efecto: tres familias se sumaron al programa, que ahora paraliza la crisis sanitaria. 
Otro programa similar en Ourense es el de "Vacaciones en Paz", que trae a niños saharauis durante los meses de julio y agosto, impulsado por Solidariedade Galega co Pobo Saharaui (Sogaps), para mejorar su calidad de vida y que no soporten las altas temperaturas del desierto durante la época estival. “Todo está parado, pero no se cancela el programa de momento. Está con las familias que ya había, pero aún no sabemos nada”, dice la presidenta de Sogaps, Mayte Isla. Son 325 niños los que llegan a Galicia, una treintena a Ourense.

“Es durísimo, no quedaba otra"

Para José Manuel Borrajo, de Ledicia Cativa, la decisión de suspender la acogida de niños de Chernóbil ha sido “durísima”. El programa nace con la finalidad de mejorar la salud de estos pequeños pasando dos meses de verano lejos de la región más afectada por la radiación nueclear del desastre. “Los primeros que queremos traer a los niños somos nosotros, pero es un programa de acogimiento temporal en proceso recuperativo de salud y tal como están las cosas… Es salud. Podrían contagiarse aquí. Aunque esto signifique que estamos destrozados, es tristísimo para todos. Y para las familias”, apunta. Son 61 las familias acogedoras en toda Galicia, este año eran nueve en Ourense. “Y conseguimos tres nuevas este año, todo estaba muy bien. Gente muy maja con una calidad humana impresionante. Pero no nos ha quedado otro remedio y las familias lo entienden”, apunta Borrajo. Se anima asegurando que “nunca pararemos, ya vamos a trabajar de cara al año que viene porque estos niños lo necesitan”.

 

Contacto por videollamada

Ismael Paz y Lorena Rodríguez son la familia acogedora más joven del programa, un ejemplo que ha servido para atraer a familias ourensanas al programa. Hace dos años que cada verano llegaba a su casa de Souto, en Carballiño, la pequeña Alona Mikhailova. “Es una putada”, se sincera Ismael. “Para nosotros es muy triste pero no me imagino para Alona, que ya estaba contando los días para venir”, dice. “La madre sabe toda la situación que está pasando por el coronavirus, supongo que a ella se lo explicarían”, añade. La conexión por videollamada se mantiene, a la espera de ese abrazo que se daban con Alona cada verano. El año que viene será el tercero.