Cuando la silla de ruedas tropieza con un Tren-hotel

Marcos Demanuel, en la entrada de la estación de Ourense.
La situación es la siguiente: una pareja ourensana con un pequeño de cinco años en silla de ruedas desea viajar a Barcelona. Renfe, en el tren hotel en que se trasladarán, cuenta con dos cabinas adaptadas para personas con movilidad reducida pero a ellas puede acceder cualquier persona sin necesidad de minusvalía ni acreditación correspondiente y ya están vendidas.
Así lo expone el ourensano Marcos Demanuel, a quien la empresa ferroviaria no aporta ninguna solución. 'O único que me din é que lle pida cambiar' el pasaje a las personas que ya han adquirido las cabinas que él y su familia necesitan. Ni siquiera en la ventanilla de la estación pueden reservar una habitación del coche-cama concreta y, menos aún, la especial para sillas de ruedas. Allí tan sólo le han indicado que, a la ida, el pasaje se subirá en León y, a la vuelta, no se bajará hasta llegar a Monforte.
Para él resulta 'normal' que Renfe ponga a la venta estos billetes a personas con movilidad normal con el objetivo de no perder dinero pero reclama tener preferencia si su hijo u otra persona en similares circunstancias debe utilizar el servicio. Antes sí se podía reservar un asiento concreto, según le explicaron desde la compañía, pero 'moitas veces estas cabinas ían baleiras' y, por eso, hoy ya no es posible. No obstante, entiende que 'o que debían facer é vendelas coa condición de que se unha persoa minusválida as reclama' ésta tenga preferencia.
Marcos ha puesto quejas en Atención al Cliente, de la que todavía espera respuesta, y en Atendo -el servicio de atención a personas minusválidas de Renfe-, pero tampoco ha podido obtener un resultado satisfactorio por el momento. Ahora, resignado, ha tenido que comprar un billete normal para él y su mujer, dejará la silla de su hijo anclada en una butaca y lo llevará en brazos hasta la cabina que les transportará a Barcelona. 'Eu podo facer isto porque o meu fillo ten cinco anos, pero unha persoa maior, que fai?', se pregunta. En el caso de que el otro pasajero accediese a cambiarle su habitación por la llamada PMR (personas con movilidad reducida), 'se o revisor non quere, tampouco ten que deixarnos'.
Con todo, el ourensano alaba el servicio de atención de que dispone Renfe, pero lamenta que, 'se non se xestiona axeitadamente, estamos na mesma'. Desde la compañía ferroviaria argumentan que las cabinas especiales se venden a cualquier pasajero para 'no perder dinero'.

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