Más de 140 profesionales echaron el cierre en los últimos 16 años, obligados también por el aumento de coches particulares

La despoblación del campo aboca a los taxistas rurales a la desaparición

Manuel Dapía Cao posa delante de su taxi. Es el único taxista en activo en Verea. (Foto: MARCOS ATRIO)
'Fáltanme dous anos para xubilarme e intentarei aguantar ata entón, pero o taxi xa non da o que daba'. Son las palabras de Manuel Dapía Cao, el único taxista rural en activo en el municipio de Verea, después de que en los últimos cinco años otros cuatro compañeros suyos hayan decidido abandonar la profesión sin que nadie hasta ahora les haya sucedido en este trabajo.
El menor trasiego de viajeros en el rural, por el despoblamiento de pueblos y aldeas en los municipios rurales, que son la inmesa mayoría en la provincia, unido a la cada vez mayor movilidad que tienen las familias que no viven en la ciudad, por el incremento del parque móvil de turismos particulares, son dos de los argumentos que explican que en numerosos concellos de la provincia -y de Galicia- la desaparición del taxista rural se convierta en una estampa cada vez más habitual.

Las cifras lo reflejan. Tan sólo entre 1994 y 2010, en las villas y pueblos del interior de Ourense han dejado de funcionar 141 taxis, lo que supone una caída del 23,81% en el número de vehículos de servicio público disponibles en estos lugares, según el Instituto Nacional de Estadística (INE). Hay 451 taxis en los municipios rurales. En la ciudad, no obstante, la cifra se ha mantenido en el tiempo contante en 106.


DIFÍCIL SOLUCIÓN

El presidente de la Federación Gallega de Taxi (Fegataxi), Manuel Sánchez, achaca esta merma de taxistas en el rural ourensano 'a la falta de compromiso de la Administración' y cree que 'tiene difícil solución'. Asimismo, asegura que una posible solución pasaría por que los concellos o la Xunta de Galicia derivasen hacia los profesionales del taxi 'la prestación de determinados servicios', relacionados con la asistencia a mayores y enfermos. Mientras, dice, 'si los taxistas de la ciudad, en general, atraviesan dificultades, los del rural, muchísimo más'. Muestra de ello, concluye, es que 'la media de edad de los profesionales de pueblos y villas sea de más de 45 años, porque nadie quiere relevarlos, algo que en la ciudad no ocurre tanto' porque, de hecho, se mantiene el mismo número desde hace años.

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