Los ourensanos se sumaron a la tradicional comitiva, que estuvo presidida por el obispo, desde la Catedral

Domingo de reencuentro procesional

Numerosos fieles se sumaron ayer a la tradicional procesión del Corpus Christi en la ciudad. Como es habitual, la celebración fue presidida por el obispo, Luis Quinteiro, y a ella se unió parte de la Corporación municipal, encabezada por el alcalde.
Una de las procesiones con más historia en la ciudad, la del Corpus Christi, concentró ayer a numerosos fieles, primero en la Catedral, y después en las principales calles del centro. La celebración comenzó a las diez de la mañana con la eucarístía, presidida por el obispo, Luis Quinteiro Fiuza y contó con la presencia de autoridades -el presidente de la Diputación, José Luis Baltar; el diputado Celso Delgado; el comisario de la Policía Nacional, Ángel Barrera; el coronel de la Guardia Civil, Benedicto González, y el subdelegado de Defensa, Ramón Rey Vich-. Al finalizar la misa y precedidos por maceros y lanceros, se unieron para participar en la procesión los representantes de la Corporación municipal - ediles del PSOE y del PP, ya que no acudió ningún concejal del BNG-, con el alcalde, Francisco Rodríguez, a la cabeza.

Con la procesión ya formada, la comitiva salió por la puerta norte. Salió primero la cruz de la Catedral, luego los estandartes de las cofradías y parroquias de la ciudad, así como los miembros del Seminario Menor, las asociaciones eucarísticas, Adoración Nocturna, los seminaristas mayores, miembros de órdenes religiosas y sacerdotes, la Custodia, el palio, el cabildo y el obispo y las autoridades. Como es habitual y siendo uno de los días del año con más celebraciones de este tipo, en la procesión participaban también ocho niños que recibían ayer su Primera Comunión.

La Banda de Gaitas de A Carballeira y la Banda Municipal pusieron la nota musical a la tradicional comitiva que se encontró, como ya es costumbre, con la lluvia de pétalos a la Custodia procedente de los balcones de la Hijas de la Caridad en la calle Santo Domingo y, ya en San Lázaro, de la conocida Pilarita la ‘farmaceútica’. Como ya ocurrió en años anteriores, la procesión no se topó en su recorrido con ninguna alfombra floral.

Himno y campanas

Bajo los acordes del himno del Antiguo Reino de Galicia y el sonido de las campanas, unas dos horas después de que se hubiera iniciado la misa, la procesión llegaba a la Praza Maior, lugar donde se incrementa la solemnidad del acto. Es allí donde el obispo incensó al Santísimo mientras se cantaban cánticos de loa. Un ritual que los fieles siguieron con atención y respe tuoso silencio, mientras los estandartes alineados en un lateral de la Praza aguardaban la continuación de la procesión, que entraba ya en sus últimos metros de recorrido. Tras esta parada, la procesión volvió a la Catedral -ya sin la presencia de las autoridades civiles-, donde tuvo lugar la bendición a los fieles que finalizaron el acto.

Terminaba así una procesión que cuenta con una rica tradición secular y ceremonial en la ciudad, dado que ya en la primera mitad del siglo XV el obispo establecía el orden de la procesión -entonces las cofradías estaban relacionadas con determinados oficios-. No obstante, lo cierto es que algunos detalles de esta tradición han ido cayendo en desuso con el paso de los años.

EN DATOS

Una joya del siglo XVII

La Custodia es una pieza de orfebrería manierista que representa una torre con dos cuerpos. Su elaboración fue contratada a principios del siglo XVII. Como durante la procesión va en carroza, el palio que debía cubrirla como signo de respeto al Santísimo va en la comitiva aunque sin nadie bajo su protección. La festividad del Corpus Christi conmemora la solemnidad del Cuerpo y la Sangre de Cristo y su principal finalidad es celebrar la Eucaristía.

Aunque la celebración coincide con el siguiente jueves al octavo domingo después del de Resurrección, desde que no es festivo la Iglesia lo conmemora el domingo siguiente.



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