LLUVIAS CONTINUAS

El duro invierno de agua sin fin

Una temporada sin treguas en la precipitación, registró valores por encima de la media y un goteo incesante se cebó con Ourense.

Si todas las previsiones se cumplen, y suelen hacerlo, y si usted se encuentra leyendo este trabajo en la provincia de Ourense en la fecha en que se publica, lo más probable es que al mirar por la ventana, antes o después, vea la lluvia hacer su aparición. Es la seña de un invierno que no se despide, y que nos lega aún una última caricia: agua. La relación exhibida por las cifras históricas de los diversos inviernos, en comparación con el que nos acaba de abandonar deja poco lugar a dudas: intensidad.

Durante esta última temporada aprendimos a convivir con un número de nombres tan singulares como vehementes. Nadja, Petra, Qumaira, Ruth, Stephanie, Tini o Ulla fueron los arbitrarios nombres escogidos, en apariencia apacibles, para poner rótulo a borrascas y ciclogénesis que, de un modo inclemente, se cebaron con la comunidad autónoma, dejando tras de sí un variopinto reguero de infraestructuras afectadas, comunidades sin electricidad, y ríos desbordantes que escapan de su cauce y toman la tierra para sí.

El resultado final deja poco margen para las dudas: en Ourense se registraron casi 400 metros cuadrados de precipitación acumulada durante los meses de invierno, y un total de 69 días de lluvia en total durante este período de 90 días.



La lluvia

Más sugerente se muestra una cifra sin lugar a dudas reveladora: 25 días seguidos de lluvia, registrados entre enero y febrero. Interpretada erróneamente, se presta a la pirotecnia del titular apocalíptico: en realidad no se trata de días completos, consecutivos y sin pausa, cual diluvio universal, lloviendo de un modo continuo. Se trata de un número importante de días consecutivos en que al menos un mínimo de precipitación se ha registrado. Es una cifra importante porque, definitivamente, se asienta en la percepción subjetiva que tenemos del desarrollo del clima, como una especie de mantra que constantemente se repite: 'No para de llover'

Este dato destaca pese a que otras cifras son significativamente más importantes: 27 días de lluvia en enero, con aproximadamente 140 litros por metro cuadrado contabilizado; 26 días de lluvia en febrero (para un mes de 28 es casi el 100 por ciento), máximo histórico hasta ahora registrado para este mes, con más de 160 litros por metro cuadrado acumulados; y, por último pero no menos importante, los casi 40 (ascendió a 39,8) litros derramados por la bóveda celeste sobre Ourense el día de Nochebuena, poniendo difícil la labor de renos y trineos programada para esa noche.

Centrifugados como estábamos, entre ventiscas y borrascas, apenas tuvimos tiempo para antender al devenir de la temperatura que, de un modo cortés sin embargo, decidió no comportarse de un modo inclemente y respetar nuestra preocupación exclusiva por los paraguas e impermeables, dejando de lado los excesivos abrigos. Apenas un diciembre considerado frío, con 7,4ºC de temperatura media, frente a meses como enero y febrebro, 9,7ºC y 9,1ºC respectivamente, considerados más bien cálidos según la media histórica.

Dos apuntes positivos, sin embargo, es posible postular: embalses casi a un 90% de su capacidad; y un desagradable protagonista ausente: el fuego que, en estos meses cálidos, aprovecha para personarse. ¡Que llueva!

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