La fiesta vuelve a la cárcel sin rejas

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photo_camera Piña, Alén, González Afonso, Paco González, Rosendo Luis Fernández, Eva Regueiro y Manuel Doval.
El director, Francisco González, instó a los internos a cambiar sus vidas con los programas y tratamientos que brinda el centro penitenciario de Pereiro. Este será centro piloto con acceso a las historias clínicas del Sergas y la telemedicina

La fiesta regresó a la cárcel. La Merced, la patrona de Instituciones Penitenciarias, esta vez sí, tras dos años no, contó con una celebración de esas que ponen al servicio de protocolo de los nervios. Misa cantada presidida por el obispo Leonardo Lemos, un acto institucional con aforo completo, así como reconocimientos a todos aquellos, internos incluidos, que hacen posible que la cárcel sea algo más amable. 

Y, como toda gran celebración que se precie, hubo menú especial para las 318 personas (33 son mujeres) privadas actualmente de libertad en el centro penitenciario de Pereiro: salpicón de marisco, empanada con vieiras, lomo en salsa, cañas rellenas de crema y café. Para brindar, refrescos ya que el alcohol es ya un exceso.
La prisión de Pereiro se convirtió durante todo el día de ayer en un espacio más abierto. La cárcel que se precia de sus grandes ventanales, la ausencia de rejas, dos piscinas para el verano y los seis kilómetros del mural rubricado por Xaime Quessada, Alexandro y Vidal Souto, visible desde las celdas, exhibió poderío con su forma de hacer las cosas.

El director, Francisco González, repasó todos los programas que se realizan, convencido de que en su el penal se cumple condena, pero también es posible la reinserción. “Todos os profesionais penitenciarios formamos unha gran familia que converte a este centro en  pioneiro e humanizador, sempre tendo como obxectivo a reeducación e a reinserción social sin esquecer a seguridade”, aseguró.
González, que ya ha visto casi de todo, cree que las personas, con voluntad y tesón, pueden cambiar e insiste en la importancia de no estar parado mientras se cumple condena: hay talleres ocupacionales, escuela, tratamientos ... Hasta la opción de obtener el carné de conducir. “Dígolles que aproveiten o cumprimento da súa condena para participar en programas e formarse no ámbito educativo é laboral, pero tamén para mellorar como persoas e recoñecer e restaurar no posible o dano que causaron”, aseguró.

Aprovechar el tiempo tiene premio, no solo para conseguir permisos o un tercer grado anticipado, y ayer cinco reclusos subieron al escenario del salón de actos para recoger diplomas que acreditan su evolución favorable a  nivel terapéutico, educativo, laboral, personal y deportividad (Jordi, Manuel, María de los Ángeles, Marcos y Darío).

Hasta los internos de las últimas filas saben que el buen comportamiento suma y por eso unos pocos elegidos estuvieron en el acto. “Somos los más tranquilos y nos dejan venir”, comentaba uno de ellos. Una forma distinta de pasar el día aunque no comieron a las 13.00 horas -la hora pautada- porque los discursos se alargaron más de lo previsto.

La intervención del director no pasó por alto los “complicados e complexos momentos vividos” con el covid en los que “os internos e as internas sufriron un dobre aillamento”. Juan Carlos J.B., quien se ha pasado media vida en la prisión por múltiples robos,  asentía mientras escuchaba. “Fue muy jodido, sin permisos, sin ver a mi hermana... me cargó la cabeza de mala manera”, aseguraba en voz baja.

Novedades

 El centro penitenciario de Pereiro, en un alto al que se llega por una carretera que precisa urgentemente una mano de asfalto, cumple 35 años.  Habrá reformas y obras en las instalaciones (entre otras, una nueva cocina o interfonos en las celdas), pero en lo que queda de mes se convertirá en centro piloto a nivel gallego para la conexión del servicio médico a la historia clínica digital del Sergas para a continuación implantar la telemedicina. 

La fiesta se coronó con una  canción versionada y mensaje a nevegantes: “Prometo ver la alegría, escarmentar de la experiencia, pero nunca más usar la violencia”.

Menciones, reconocimientos y medallas

En la  fiesta de la Merced, tal como sucedía entes del covid, se reconoce el trabajo no solo de los internos sino también de los funcionarios, particulares o instituciones que colaboran con la prisión ourensana. Este año, el personal sanitario tuvo un peso específico. Hubo mención honorífica, por 25 años de servicio, a los funcionarios Carmen Martínez Rodríguez y Manuel Pérez Rivas. El consello de dirección hizo un reconocimiento especial para Luis Rodríguez, responsable de Saúde Laboral del CHUOU; Cruz Roja (por su programa para drogodependientes) y Josefa Rodríguez Araújo, subdirectora de Enfermería en Atención Primaria. Las medallas al mérito social penitenciario fueron para el responsable de los forenses de Ourense, Julio Jiménez; el capitán de la Guardia Civil Miguel Cruz Trillo; Víctor Feijóo Fernández, del Comité Antisida de Ourense; Laura Suárez Acuña, de la asociación Apes; Josefina Díaz Barja, letrada de la Administración de Justicia; Peregrina García Fortes, coordinadora de admisión del CHUOU (no pudo asistir) y Ana María Gómez, subdirectora de Enfermería.

Pero también tuvieron cabida los que ya no están (funcionarios fallecidos desde 2020): la familia de Roberto Álvarez Valdés y Concha Rey Gómez recogieron la medalla al mérito penitenciario a título póstumo.

Elena y José Manuel subieron a la tarima en  representación de los trabajadores penitenciarios y los internos, respetivamente, para agradecerles el trabajo y comportamiento durante la pandemia.

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