La Guardia Civil estableció controles en todas las carreteras tras la alerta del menor de Xinzo

Finge un rapto para que su padre no viera a su profesora

Guardias civiles en el cuartel antelano, una vez ya localizado al menor, que se escondió en un piso que sus padres tenían vacío. (Foto: MARCOS ATRIO)
Un niño de 11 años, vecino de Xinzo, fingió ayer su propio secuestro para evitar que su padre, guardia civil en la villa, hablase con su profesora.
El niño dio la voz de alarma a las 13.35 horas, enviando un mensaje a través del teléfono móvil a su padre, en el que le informaba de que dos hombres lo habían abordado cuando salía de casa a dejar la basura en el contenedor, lo obligaron a introducirse en el maletero de un furgón y lo llevaban secuestrado. El argumento, según dio a conocer el instituto armado, tenía verosimilitud, dado que el menor había bajado la basura de camino al colegio. Su padre alertó de la situación al cuartel, desde donde se movilizó a todos los efectivos con el objetivo de localizar a los secuestradores.

La Guardia Civil estableció controles para impedir que sacaran al menor de la provincia. Al dispositivo se sumaron la Policía Local y Policía Autonómica, en total 120 agentes. Al mismo tiempo, en colaboración con las compañías de telefonía, se establecía contacto con el teléfono del adolescente con el objetivo de, en caso de que respondiera, localizar el poste de recepción. El menor respondió a la empresa de telecomunicaciones R, desde donde se comprobó que aún estaba en A Limia.

A los agentes no les cuadraba que los secuestradores no se apoderaran del teléfono del menor y que, además, permitieran que lo utilizara. Esto generó desconfianza y sus padres, que ya habían buscado por toda la vivienda, se percataron de que faltaban las llaves de otro piso de su propiedad, en el barrio conocido como O Polígono de Xinzo. Acto seguido, junto con la Guardia Civil se fueron a la vivienda, encontrando al joven en el interior, donde ya confesó que había fingido el secuestro para que su padre no fuera a hablar con la profesora, con la que tenía cita a partir de las cuatro de la tarde. El joven fue trasladado sobre las seis de la tarde al cuartel por su propio padre. 'Fue una trastada, una chiquillada, pero menudo susto', explicaba uno de los agentes.

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