La fiscal de Extranjería, Pilar Manso, con amplia experiencia en la persecución de las redes de trata, tiene claro que el ejercicio de la prostitución no supone una elección libre para las mujeres. “Para un altísimo porcentaje de las mujeres que ejercen no es una alternativa en libertad porque proceden de familias desestructuradas, no tienen ingresos, sufren drogodependencias, están sometidas a proxenetas o deben sobrevivir a cualquier precio porque tienen hijos enfermos …”, explica. No en vano, recuerda, “el tercer mundo es el caladero de las mafias que explotan a las mujeres”. La prostitución -advierte- es un negocio muy rentable que se abastece de personas vulnerables, incluso menores de edad.
Pero Manso no valora los cambios normativos que están en tramitación. “La Fiscalía no juzga la ley sino que la aplica”. Y añade que en los países en los que se legalizó la prostitución “el mercado negro no ha desaparecido y las prostitutas legalizadas son muy pocas”.
