Es uno de los sitios con más bullicio de la ciudad en las horas comerciales. Casi doscientos cincuenta puestos de venta de los más variados productos, conviven enel complejo de la Plaza de Abastos de Ourense. Son casi ochenta años de historia que

El gran bazar de la ciudad

Durante décadas fue la gran tienda de ultramarinos en la que se abastecían buena parte de los ourensanos.
Hasta el último cuarto del siglo pasado fue una referencia en el sector de alimentación y productos del hogar. Luego, la aparición de los supermercados provocó una merma en el volumen de negocio y las grandes superficies asestaron otro importante golpe, al que se sumó la obsolescencia de las instalaciones. Mientras llegan los 15 millones de euros para la imperiosa rehabilitación rehabilitación, los profesionales de la Plaza de Abastos están obligados a reinventarse para conseguir la fidelidad de los clientes. Es cierto que sus armas son escasas: básicamente buena materia prima y atención esmerada, logrando que los compradores sean más que números.

La crisis ha cambiado las tornas y los jóvenes emprendedores ya ven la Plaza como una fórmula para ganarse la vida. Aportan incluso actividades novedosas en el recinto. Hoy apenas hay hueco para más. Ello hace que cientos de personas paseen por sus instalaciones en busca de la mejor mercancía o de la oferta más tentadora. El complejo comercial, que abarca los negocios instalados dentro del propio edificio de la Plaza, pero también los que están en las zonas anexas, es un puzzle de actividades comerciales. Allí están los negocios de carnicería, charcutería, pescaderías, marisquerías, quesos, fruta, congelados, flores, panaderías, artesanía, rianxo, pan, cafeterías, churrerías, plantío, cuchillería, muebles de cocina, kiosco, tienda de animales, almacenes de fruta al por mayor, mercería o joyería.

Según el gerente del recinto, Alberto González Villar, 'la afluencia de gente y de potenciales clientes se mantiene', pero los efectos de la crisis y la campaña para emprendedores, 'ha dado frutos, de forma que está pervista la próxima apertura de una pulpería, un local de degustación de pan y otro con máquinas para la venta directa de leche fresca'.

González Villar es incapaz de dar una cifra de visitantes diarios a la Plaza deAbastos, aunque sí aventura que 'los viernes y los sábados son los días más fuertes de ventas, en los que la afluencia puede duplicar a los demás días. Otro día importante es el martes, sobre todo en el área de pescado'.


PERFIL DEL CLIENTE

El perfil del cliente es variado, pues hay desde los que acuden atraídos por los productos de bajo coste, sobre todo en ropa y calzado. Al fin, la Plaza es un gran bazar. Pero también los fieles al trato directo entre comprador y vendedor, que valoran el asesoramiento de los profesionales y los precios ajustados. Todavía queda un tercer cliente-tipo, que es el que valora la calidad del producto, tanto en carne como en pescado o frutas, así como en productos autóctonos de temporada.

Tanto es así que el presidente de la asociación de comerciantes, Emilio González, cree que la Plaza 'es hoy el centro de producto fresco más importante de la provincia, tanto para el consumidor como en la venta para los agricultores. Es también el que ofrece mayor calidad en carnes, pescados, quesos, hortalizas y productos autóctonos'. González destaca la 'proximidad con el cliente, con el que se establece una relación mutua en la que los profesionales aconsejan a sus clientes y estos dan su opinión sobre productos y demanda. Unos y otros recogen con interés esas aportaciones basadas en la confianza'.

En cuanto al futuro, estima que 'es esperanzador, pese a lo que pudiera parecer o lo que creen algunos. Hace años había muchos puestos vacíos. Hoy sólo queda un espacio en la zona de carnicerías, reservado para un proyecto distinto de los habituales; en pescado no hai espacio libre y en el rianxo, quedan un puesto o dos'.

En el capítulo de lamentos, Emilio González echa de menos 'el respado institucional para algunas iniciativas, como la accesibilidad; en otras ciudades gallegas prestan más atención a sus plazas de abastos'.

Barbadás, Ceboliño, Reza, Rairo o Zaín, son algunos de los puntos de procedencia de los productos hortícolas. Cuentan los viejos del lugar que desapareció Seixalbo, que 'en tempos aportaba moita xente e mercancía; traían leitugas, tomates, cebolas, repolos e, sobre todo, tomates e pementos. Pero hai anos que non vén naide', dice María, una vendedora. Santiago es de los veteranos: medio siglo en el mercado de la fruta al por mayor. Como Milagros en el pescado, aunque a ambos les supera holgadamente Pilar, la popular panadera por varias razones: horario más amplio que las grandes superficies comerciales; buena mercancía e histórica forofa del Barça, circunstancia de la que ha de responder en los buenos tiempos, como ahora, y en los malos, que también ha vivido muchos.

Avelina, en cambio es usuaria habitual en tres décadas, porque 'hay buenos productos y en los puestos conozco gente de confianza'. Luisa compra pescado, carne y fruta 'porque hay más calidad que en los supermercados'.

El futuro pasa por la remodelación del complejo, muchas veces anunciada, pero nunca abordada. El último proyecto, firmado por los arquitectos Alfredo Freixedo y Pedro Diéguez, tiene un planteamiento ambicioso, en consonancia con la futura área termal y que cambiará la faz del entorno. Existe un escollo a salvar: el coste estimado supera los 15 millones de euros, y aunque pueda reducirse de forma notable con las adjudicaciones, seguirá siendo un hándicap en estos tiempos. Así que el panorama pinta mal.

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