La Delegación admite que su sistema de seguridad afecta a ciertos usuarios, y lo hace desde hace años

El inhibidor de ondas del edificio de la Xunta impide a los vecinos acceder a sus garajes

El edificio que acoge las dependencias de la Delegación de la Xunta en la provincia. (Foto: José Paz)
Los sistemas de seguridad del edificio de la Delegación de la Xunta, situado en la avenida de La Habana, están provocando que algunos vecinos de la zona no puedan abrir las puertas de sus garajes con los mandos a distancia.

José Paz

La Delegación admite que su sistema de seguridad afecta a ciertos usuarios, y lo hace desde hace años
OURENSE

J.T.

‘No es un problema de un edificio. Ni siquiera de una calle. Yo vivo en Camino Caneiro, 5, y mi garaje no abre, pero hay otros edificios, en los que los vecinos han decidido mantenerlos abiertos todo el día, para evitar más molestias. Es un problema de todo el área’, afirma un residente afectado por el inhibidor que protege el edificio de ‘Chocolate’, en la avenida de La Habana, donde se emplaza la Delegación de la Xunta.

El inhibidor de frecuencias es un dispositivo electrónico que impide o dificulta las transmisiones radioléctricas mediante la emisión de una señal de mayor potencia que la del emisor que quiere transmitir. Su instalación responde a motivos de seguridad, y su conexión busca interferir las frecuencias de posibles ataques terroristas, aunque ello genera afectados colaterales. En el caso de la Delegación, inutiliza los mandos con los que muchos vecinos del perímetro abren las puertas de sus garajes.

El problema es reconocido por la Xunta, y afecta a un número aún no concretado de personas. De hecho, la perturbación que genera es aleatoria. Mientras garajes colindantes al edificio abren sin dificultad, otros alejados como los de la calle Camino Caneiro, no. Según la Delegación del Gobierno gallego en Ourense, los afectados se concentran exclusivamente en el edificio del número 5 de esta última calle. Al menos, aseguran, no han recibido quejas de otros colectivos vecinales. Residentes de la zona, lo niegan.

’Esto altera nuestras vidas desde hace años’

¿Cómo afecta el inhibidor al día a día? ‘Para aquellos que el coche es una herramienta de trabajo, es un sinvivir. Algunos entramos tres o cuatro veces al día en el garaje, y cada vez que llegamos o salimos, hay que bajarse, y usar la llave’, afirma un afectado que prefiere no darse a conocer. ‘Cuando llueve, y llevamos a al colegio los niños, o traemos la compra, se vuelve especialmente irritante’. Sólo en Camino Caneiro, número 5, hay un garaje con unos veinte coches. Al menos ‘en la Delegación son muy educados’, y se muestran ‘comprensivos con nuestro problema’. Al punto, que en algunos casos, ‘cuando nos acercamos al garaje con el coche, llamamos a la Delegación por teléfono, nos identifican, y durante unos segundos desconectan el inhibidor’, afirma el vecino afectado. No es algo nuevo. ‘Yo vivo aquí desde 2002, y desde entonces sufrimos este padecimiento, que altera nuestras vidas’. La Delegación, por su parte, asegura estar buscando una solución.

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