Lucha contra el coronavirus

Intercambio de ilusiones en A Farixa

photo_camera Niños y mayores volvieron a disfrutar del tiempo juntos en el Centro Intergeneracional A Farixa.
El centro intergeneracional de A Farixa retomó las actividades conjuntas entre niños y mayores para devolver su esencia a un espacio en el que aprenden pese a la diferencia de edad: “Neste ano frustrámonos porque non cumpliamos a nosa función”.

Niños y mayores al fin se reencontraron en el centro intergeneracional de A Farixa que, tras el inicio de la pandemia, recupera poco a poco su espíritu. “Este espazo non ten sentido se non podemos ter actividades con eles xuntos. Neste ano sentímonos frustrados porque non estabamos cumprindo coa nosa función”, reconoce Adriana Pérez, supervisora del centro de día. Tanto ellos como la escuela infantil continuaron con su trabajo diario, pero suprimiendo uno de los objetivos de su creación, el de compartir experiencias entre ambas generaciones.

Hace poco volvieron las actividades conjuntas, al aire libre, con mucho baile y música. Una valla les separa, pero eso no impide que juntos intercambien la alegría que transmiten los más pequeños, junto con la sabiduría de los mayores. “Como todo empezou a mellorar, decidimos intentar retomalo con toda a seguridade e non fixo falta motivalos moito para que quixeran xuntarse”, apunta Belén Pérez, directora de la escuela infantil. El centro, dependiente de la Consellería de Política Social, se concibió con la idea de fomentar los vínculos entre ambos lados y Belén Pérez tiene claro en qué beneficia a los más pequeños: “Con cantas máis persoas se relacionen a diario, eles ábrense e fanse máis sociables, ademais do amor e o cariño que lle dan os maiores”. 

Adriana Pérez asegura que, para los mayores, el día “cambia e tómano todo con moita máis ilusión” después de compartir unos minutos con los más pequeños y que los “activa” para muchas otras actividades específicas para ellos. Los mayores, que fueron de los más afectados por la pandemia, supieron adaptarse a la situación “mellor ca nós”. “Neste centro fomentamos o seu empoderamento, que teñan a posibilidade de facer o que queiran con seguridade e a covid limitounos. Foron capaces de sacar cousas positivas”, resalta. 

Mayores y pequeños intercambian experiencias en el centro.

Para Luz González, usuaria del centro de día, todos estos pequeños son como sus nietos y, a sus 86 años, está encantada de compartir tiempo con ellos: “Estes nenos dannos ledicia, xuventude e todo o que non tivemos. Fannos volver a tempos pasados”. Desde hace tiempo forma parte del centro y lamenta todo lo que ha cambiado por culpa de la pandemia, mientras ansía la vuelta a la normalidad: “Xa  estou vacinada, vives con outra tranquilidade, pero non vexo o momento de ter normalidade”. Su compañera Rosa Lorenzo reconoce que “é unha forma moi bonita” de compartir momentos con los niños.

La escuela infantil cuenta a día de hoy con 70 niños de cero a tres años, de las 81 plaza disponibles, mientras que el centro de día tiene a 37 usuarios de los 40 posibles. Con el buen tiempo de ahora están inmersos en el cuidado de su huerto y de siete pollitos que los más pequeños han visto salir del cascarón. Además, las actividades conjuntas entre ambos espacios del centro continuarán cada día para dar sentido al objetivo de su creación. 

La posibilidad de volver a interactuar entre ellos, aunque siempre se buscasen a través de las vallas o en los pasillos, acerca a este centro a lo que era antes de la pandemia. El futuro, se irá viendo día a día, adaptando protocolos para garantizar la seguridad de niños y mayores: “Se por eles fose, non habería distancia nin nada”, bromea Adriana Pérez. Mientras, gozarán de esos minutillos diarios para divertirse juntos.

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