El reiterado incumplimiento de los plazos marcados por el alcalde de Ourense, Gonzalo Pérez Jácome, suma un nuevo eslabón. De los 20 científicos prometidos para poner a andar el Centro de Inteligencia Artificial, solo llegará, de momento, uno. Y es que solo uno de los 37 aspirantes que se examinaron esta semana ha sido declarado apto. Había 17 plazas para ingeniero sénior de datos y software y otras tres para técnico de datos y software, dirigido a técnicos de FP. Al primer concurso se presentaron 27 graduados, la mayoría ingenieros de informática (entre ellos cuatro miembros de la plantilla de asesores del alcalde) y al segundo, 10. Solo un ingeniero pasó el corte.
La culpa, como es habitual, no recae en Alcaldía, o, al menos, eso sostiene Jácome, que vuelve a señalar a los encargados de redactar las bases de las pruebas de acceso para esta convocatoria. Achaca a “errores” de estos por hacer el examen extremadamente teórico y de elevada dificultad, la “responsabilidad” del fiasco. Jácome aseguró ayer que delegó “completamente” el proceso de selección, pero advirtió de que esto “no volverá a suceder”. Ahora tomará las riendas y asegura que el número de aspirantes superará el centenar, y no los 37 que hubo ahora. En otro giro de timón, anunció también que la prueba “será similar a las de las das grandes tecnológicas: prueba de talante” y será el propio Jácome, “el que establezca las condiciones de una segunda convocatoria”.
Este periódico informaba el pasado 4 de junio que cuatro asesores del alcalde optan a tener una plaza fija, tres de ellos los actuales trabajadores ya del Centro de IA, y otro el actual coordinador de DO en el Concello. Los cuatro fueron declarados “no aptos” en el concurso, junto al resto de comparecientes, salvo uno. En todo caso, Jácome sacará una nueva convocatoria que tutelará él mismo, por lo que tendrán una nueva oportunidad de concurrir.
En 2020: “Monta la pocilga y ya vendrán los cerdos”
Los “errores” que Jácome ve son tres: prueba eminentemente teórica, nota de corte excluyente y un “temario excesivo”, de 120 temas específicos para estudiar en tres meses. Además, dice que fue un examen “a la vieja usanza, tipo ingenierías españolas de los años 80, donde era frecuente que de una bolsa de 200 estudiantes, solo aprobase el 2%”. Las plazas ofertadas eran de 3+1 años, como funcionarios interinos, y con un periodo de pruebas de 4 meses.
Destaca, en todo caso, el escaso interés en las 20 plazas de científicos, a las que solo concurrieron 37 aspirantes. Y eso que en la presentación oficial del pasado mes de octubre restaba importancia a la falta de apoyos: “Tú monta una pocilga, que ya aparecerán los cerdos”, afirmó entonces. De momento, sigue vacía.
