Un joven de 24 años tenía 33 chats sexuales con menores, una de ellas ourensana

El acusado compareció por videoconferencia.
photo_camera El acusado compareció por videoconferencia.
Una de ellas, ourensana de 15 años, creía que el inculpado era adolescente porque le envió una foto falsa

M.C.R. no tenía pareja en 2018 y le gustaban los “juegos éróticos” , en sus propias palabras, con menores. Aunque, según explicó ayer a la jueza del Penal 2, pensaba que las chicas con las que contactó a través de un chat de grupo multitudinario en la aplicación WhatsApp no eran menores de edad y que fingían serlo dentro de un rol. Esa fue la puerta de entrada para posteriores conversaciones individuales en las que se hablaba de sexo y, en algunos casos, se intercambiaban fotografías, audios y vídeos. Los agentes policiales que investigaron al imputado tras una primigenia denuncia en Quart de Poblet (Valencia) examinaron 980 chats distintos alojados en su teléfono móvil. En un total de 33, “había conversaciones con contenido sexual” e imágenes (fotos de menores en biquini, ropa interior o sujetándose los pechos). Por su parte, él remitió fotos, audios e incluso algún vídeo con masturbaciones.

 En ese momento, tenía 24 años y las niñas entre 9 y 16.  El inculpado, oriundo de la provincia de Barcelona, tiene abiertos 16 procedimientos judiciales abiertos a raíz de esos contactos eróticos con menores de los que cuatro  ya se archivaron, según su abogado, Edgar Camps.

Una de esas menores era de Ourense por lo que ayer fue acusado de grumming (acoso online de menores para involucrarlos en actividades sexuales). Admite las conversaciones subidas de tono (“dime cosas, lo que quieras para que se me suba”), pero se excusó asegurando que pensó que la denunciante era mayor de edad, aunque ella le indicó en todo momento que tenía 15 años. “Formaba parte del juego no decir la edad verdadera (…) Todo era fantasía,  pura diversión para pasar un buen rato”, explicó en el juicio a través de una videoconferencia. 

La joven también aclaró que le remitió una foto en sujetador en agosto de 2018 “después de insistir mucho”. Pensó en todo momento en que hablaba con un chico de su edad porque le pasó una foto de un adolescente, que resultó no ser el acusado. El contacto se interrumpió cuando la madre lo descubrió y la castigó, requisándole el teléfono móvil.

La perjudicada explicó que entró en ese grupo a través de un amigo “por aburrimiento y para conocer a más gente”. Las propuestas sexuales solo le llegaron cuando M.C.R. le habló aparte porque, según la chica, había normas en el grupo: la edad (entre los 14 y 17 años); no se podía hablar de sexo; no cabían insultos ni ofensas y, además, “teníamos que llevarnos más o menos bien”. El inculpado explicó que en el grupo de WhatsApp sí se hablaba de sexo y todos los integrantes compartían intereses eróticos.

 La fiscal reclama una pena de un año de cárcel al considerar que el imputado se valió de internet para contactar con una menor de 16 años y la embaucó para que le facilitara material pornográfico, es decir, un delito de grumming.  “La víctima era menor y debe haber un reproche penal”, aseguró la fiscal Pilar Manso. 

La defensa asegura que este caso no debe trascender más allá del reproche moral.  “Se intenta encauzar de forma forzada un juicio moral en un juicio penal”, aseguró Camps.  Recordó que en este procedimiento hay una única foto en biquini que contextualizó dentro de una fantasía. “La gente hace cosas raras, que le vamos a hacer, pero el derecho penal no puede condenar a una persona que solo quería jugar”, aseguró.

El acusado aprovechó su turno para cerrar la vista oral para pedir perdón, aunque matizando que no creía que hubiera hecho nada malo. “No tuvo intención de hacer cosas malas, pero quiero pedir perdón si ofendí a alguien”, aseguró.

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