Uno de los acusados dijo no recordar nada y el otro negó el ataque con una barra de hierro

Dos jóvenes inculpan a sendos miembros del clan ‘Madriles’ en la brutal paliza que sufrieron

Uno de los hermanos acusados, Javier G.J, a la salida del Juzgado de lo Penal número 2.  (Foto: Xesús Fariñas)
El violento ataque con una barra de hierro a dos jóvenes en la carretera de A Granxa, quedó ayer visto para sentencia. Los acusados, pertenecientes al clan de ‘Los Madriles’, se enfrentan a penas de entre tres y cinco años de cárcel.
La brutal paliza que sufrieron dos jóvenes en la madrugada del 21 de junio de 2008, en la carretera de A Granxa, fue el motivo por el que se sentaron ayer en el banquillo de los acusados los hermanos Javier y Alberto G.J, ambos de etnia gitana pertenecientes al clan de ‘Los Madriles’, muy conocido por sus numeros antecedentes delictivos.

Tanto los testigos como las víctimas (en el coche atacado iban cuatro ocupantes, pero sólo dos resultaron heridos) aseguraron durante el juicio que no conocían de nada a los supuestos agresores, si bien los reconocieron como los autores del ataque, del que no pudieron precisar la causa. Uno de los hermanos acusados, Javier G.J, declaró que no recordaba nada de aquella noche al hallarse ‘muy borracho’. El otro imputado, Alberto G.J, reconoció que habían estado bebiendo y que se desplazaron a la zona de vinos, donde mantuvieron una discusión, según su versión, con los jóvenes agredidos más tarde (algo que negaron en todo momento las víctimas). Alegó que ya en el lugar de la paliza vieron cómo le habían dañado su coche y salió ‘para defenderme a puños’. Ambos negaron que utilizasen una barra de hierro para el ataque, como sí corroboraron los testigos.

El juicio quedó en la jornada visto para sentencia en el Juzgado de lo Penal número 2 de Ourense.

Las víctimas sufren secuelas de por vida

Los dos jóvenes atacados sufren secuelas de por vida a raíz de la brutal agresión. Tal y como puso de manifiesto el forense que acudió al juicio en calidad de perito, el conductor del vehículo padece una alteración mandibular lo que le reporta molestias en la masticación. El segundo agredido, a consecuencia de la hemorragia cerebral que sufrió, está aquejado de un síndrome postconmocional. Esto significa, según el forense, que le cambió el carácter, ‘con pérdida del interés por relacionarse y disfrutar’. La acusación particular solicita indemnizaciones para ambos de 20.614 y 24.928 euros, respectivamente. El fiscal pide por responsabilidad civil 8.106 y 14.034 euros, respectivamente.



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