El jurado popular, una vía judicial que alimenta la polémica

Sergio González, responsable de matar con unas tijeras de podar a un vecino de Albarellos en 2006, fue hallado culpable de homicidio el pasado año. (Foto: MIGUEL ÁNGEL)
La figura del jurado popular es desde su implantación -en Ourense, el primer juicio bajo esta fórmula se celebró en 1996, por la muerte de la asesora jurídica María Reyes Alvarez- un factor de controversia.
Entre magistrados, fiscales, abogados e incluso ciudadanos preseleccionados para formar parte de los jurados, éstos continúan hoy generando debates encontrados. La polémica es consustancial al jurado, habilitado para decidir sobre delitos como el homicidio y el asesinato, la malversación, los incendios forestales o el cohecho, entre otros. Julián Pardinas, fiscal de violencia de género, ve en el tribunal popular una figura cuyo 'comportamiento, en la práctica, resultará siempre imprevisible. Argumentar ante nueve ciudadanos sin formación jurídica pero responsables de emitir un veredicto, exige emplear algo más que razonamientos inherentes al Derecho'.

Han de ponerse en juego estrategias persuasivas que no se enseñan en las facultades de Derecho. Albino Ferreira, abogado del asesino múltiple Antonio Gali Balaguer, juicio resuelto por jurado en 2009, enfatiza que enfrentarse a un tribunal profesional es radicalmente distinto al jurado. Toda la experiencia acumulada a lo largo de años poniéndote la toga y desarrollando vistas orales, ves que no sirve para nada. La formación necesaria en el nuevo escenario has de proporcionártela de modo autodidacta. Acostumbrado a trabajar con motivos legales, jurisprudencia, ahora te enfrentas a personas que no sólo no entienden de Derecho, a veces carecen de Bachillerato. ¿Cómo les explicas las figuras jurídicas para que las comprendan conforme a tus intereses?', se pregunta. 'Ante un jurado hay algo que nunca controlas, un factor de riesgo que debes asumir'.

El decano de los jueces de Ourense, Antonio Piña, da fe del rechazo que genera el jurado entre los ciudadanos. Cada año, en tanto decano, resuelve las excusas de los preseleccionados. 'Son elevadísimas, y en muchas ocasiones peregrinas. Casi nadie quiere formar parte de un tribunal. He resuelto excusas con sentido xenófobo, expresamente declarado para ser descartado', asegura, también se dan casos de ciudadanos 'que han quedado muy contentos de la experiencia, y han advertido la verdadera dificultad de decidir sobre la culpabilidad o inocencia de un acusado'. Como juez de instrucción, Antonio Piña entiende que el juez asume una posición de tercero, por cuanto 'son las partes las que solicitan las diligencias que se deben adoptar. Eso facilita nuestro trabajo'. No obstante, 'la tramitación es más compleja, de ahí que, cuando es viable, se evite el jurado'. Durante la celebración del juicio, Piña entiende que la postura del magistrado-presidente del tribunal viene dificultada por la importancia de 'concretar un buen objeto del veredicto. Hay que dar pistas al jurado sobre lo que conviene resolver pero sin condicionar el resultado de la votación. Poner una sentencia porque se menos complicada', admite.

La Audiencia de Ourense ha acogido, desde 1996, una quincena de jurados por delitos de homicidio o asesinato, en los que la mayoría se han correspondido con condenas -tres absoluciones-, una buena parte incluso con un veredicto más duro al que había defendido el Ministerio Fiscal. La condena más elevada es la impuesta a Manuel García Nieto 'El Segoviano' y Roberto Ferreiro, por 24 años y medio y 23 respectivamente, tras dar muerte en Cualedro a Miguel Nieto en 2001.

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