Miles de flores dan vida al asfalto en diferentes localidades de la provincia

Un kilómetro de alfombra floral

Dos niñas de primera comunión ante la alfombra de Celanova. (Foto: José Paz)
Las calles de la provincia amanecieron especialmente coloridas en la celebración del Corpus Christi, donde las mujeres mantienen viva la tradición de la elaboración de las alfombras florales.
Allariz, Celanova, O Barco de Valdeorras o Xunqueira de Ambía fueron algunos de los pueblos que cubrieron el asfalto de sus calles con flores de diferentes especies perfectamente combinadas con otros materiales como viruta, serrín, hierba o sal. Una combinación muy colorista que dio como resultado un variado retablo de figuras geométricas, flores, escudos o imágenes religiosas.

En O Barco, un manto floral de colores vivos cubrió el asfalto de las calles Real, San Roque y San Mauro. Los vecinos, con mucho sacrificio y devoción, se levantaban a las cinco de la mañana para iniciar la confección de las alfombras después de una dura semana de trabajo previo con las tradicionales salidas al campo en busca de musgo y flores silvestres y el trabajo previo de teñir. Algo más pequeña, pero muy elaborada, era la alfombra floral de Xunqueira de Ambía, cuyos vecinos presumen de tener una de las celebraciones más antiguas de la provincia. Las mujeres, mayoría entre el grupo que se levantó de madrugada para elaborar el manto, dibujaron una plantilla con diseños muy técnicos y con mucha iconografía religiosa.

En Allariz, inmersos en las celebraciones de la Festa do Boi, poco duró la alfombra floral que los más madrugadores colocaron en las calles aledañas a la iglesia de Santiago. Por la tarde, los vecinos se despedían de ‘o boi’ hasta el año que viene.

La alfombra más larga


Celanova amaneció ayer con un manto de flores de más de un kilómetro a lo largo de las calles San Roque, Colón, Praza de Cervantes, Emilia Pardo Bazán, Botica, Encarnación y de regreso a la Praza Maior. ‘Es un día moi especial para os nenos da primeira comunión’, subrayaba durante la liturgia el párroco local, César Iglesias, quien agradeció el esfuerzo de los vecinos, siempre volcados en que la tradición floral se mantenga. La alfombra floral, que desapareció tras el paso de la procesión copada por los niños, fue foco de atención de decenas de curiosos que, desde primeras horas de la mañana, recorrieron las calles del casco histórico celanovés para admirar el arduo trabajo nocturno realizado por sus convecinos.

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