El largo camino del río al grifo

Un camino laborioso, de incontables kilómetros de tuberías y un proceso complejo preceden al agua que llega, ya depurada y potabilizada, al grifo de casa, en cualquier parte del municipio, que no es precisamente llano.
Los ourensanos consumen agua del río Loña, que cae por gravedad, siguiendo el curso del cauce, de Cachamuiña, un embalse de dos hectómetros cúbicos que pronto se queda vacío (con un caudal ecológico que impide su utilización), a Castadón, donde hay otro pequeño embalse, de 0,2 hectómetros, desde donde se capta mediante una conducción subterránea hacia la estación de tratamiento de San Francisco, también por gravedad. En esta última se potabiliza y de ahí se envía, mediante bombeo, a los 25 depósitos (21 operativos más otros cuatro que se han modernizado o construido con las nuevas obras) distribuidos por la ciudad. De ahí va, por ejemplo, a los depósitos de Montealegre y ahora hasta As Caracochas, para garantizar el suministro en esa parte alta del casco urbano; a Santa Mariña, Canibelos, Velle o Coto Ramiro (más allá de A Carballeira), donde hay otros depósitos, y a Seixalbo y el sur y oeste de la ciudad.

La otra opción, que se utiliza muchos meses al año porque la capacidad de Cachamuiña es limitada, es captar del Miño, por bombeo, una labor más costosa porque hay que trasladar el agua desde una cota más baja hacia otra superior. El agua llega a San Francisco por conducciones de distinto diámetro hasta unirse en una única de 700 milímetros que conduce a la estación de tratamiento. Una vez en San Francisco, eso sí, el destino es también el mismo, a los depósitos que después suministrarán el agua, mediante tuberías, a los ciudadanos, ya sea subiendo laderas o bajando taludes. Por eso hay un sistema de nueve bombeos intermedios, cuatro de ellos de la red principal, de San Francisco hacia Montealegre, hacia A Chapa y Eiroás y de Eiroás a Madrosende, en los tres últimos casos atravesando el Miño por tuberías subterráneas porque están al otro lado del río, en el norte del término municipal.

La nueva estación en As Coiñás (inmediaciones de O Vinteún) liberará la de San Francisco y hará más sencillo el traslado del agua al norte de la ciudad y de los pueblos de esa área. Ahí se contemplan nuevas estaciones de bombeo, que llevarán el agua a localidades del municipio ubicadas en las cotas más altas, como Palmés o A Conchada, por ejemplo; también a Santa Cruz o a Sistís, más lejos aún aunque por terreno más llano.

Es una labor complicada de la que se ocupa Viaqua, por la que percibe al año del Concello más de cinco millones de euros.

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