El colapso del viaducto entre León y Galicia en la A-6 está generando un importantísimo contratiempo a la movilidad de miles de conductores, aunque especialmente afectando a la competitividad de muchos sectores, obligados a hacer malabares para coger los desvíos y sortear los problemas. Si a principios de semana eran los transportistas los que alzaban la voz para recordar que el escenario hubiese sido menos perjudicial de estar construida la A-76 entre Ponferrada y Ourense, ayer fue la Confederación de Empresarios de Lugo la que se pronunció en términos similares. “Si hoy estuviéramos conectados por la A-76, tendríamos dos alternativas para salir a la Meseta y ser competitivos”, señaló el secretario general de la patronal lucense, Jaime López, en referencia a la actual falta de opciones para las empresas de “Lugo y A Coruña”. En su comparecencia, López hizo hincapié en el “encarecimiento del transporte” por el corte de la A-6 y el desvío durante 11 kilómetros por la antigua nacional.
Conscientes de que la A-76 no es ya una solución a corto plazo por los retrasos e incumplimientos que han provocado que, tras casi dos décadas en los papeles, no se haya movido ni una piedra, todas las voces claman por acelerar los trámites para que Galicia gane otra alternativa de movilidad a medio plazo que beneficie, especialmente, a una comarca castigada como Valdeorras. En un cajón todo este tiempo mientras se alargaban los plazos para la redacción de los proyectos de los tramos, la última traba ha sido la contratación de una auditoría de seguridad viaria que se demorará nueve meses y que es imprescindible, según el Gobierno, para licitar las obras entre Villamartín de la Abadía y Requejo.
El Gobierno, sobre vigilar viaductos: “Las inspecciones son periódicas”
El Ministerio de Transportes sale al paso del incremento de los trabajos de revisión y control de los viaductos ourensanos construidos con la misma técnica del derribado en la A-6, ya que en los últimos días se ha visto mucha actividad en el puente de la A-52 sobre A Valenzá, con hasta cinco vehículos sobre la infraestructura.
Según explica el Gobierno central tras ser preguntado por este periódico sobre esta cuestión, las labores realizadas no son algo excepcional, sino que responden a las “campañas de inspecciones periódicas de las estructuras pertenencientes a la red de carreteras del Estado de acuerdo con las prescripciones de la normativa vigente”.
El mensaje va en la línea de la tranquilidad que ha reclamado la ministra de Transportes, Raquel Sánchez, sobre la seguridad de las construcciones en la red viaria española.
