Momentos de silencio y solemnidad en Ourense

La lluvia impidió la salida del Santo Enterro en Ourense, y la procesión fue sustituida por un via crucis.
photo_camera La lluvia impidió la salida del Santo Enterro en Ourense, y la procesión fue sustituida por un via crucis.
A pesar de que algunos actos debieron alterarse a causa de la lluvia, los ourensanos cumplieron con la tradición de Semana Santa. Ourense, Melias, Castro Caldelas, O Bolo y O Barco, entre otras muchas localidades, pudieron celebrar los actos religiosos.

Los momentos más solemnes de la Semana Santa de Ourense suelen vivirse durante el Viernes Santo, día en el que el silencio acompaña a pasos y cirios en sus recorridos por toda la provincia. Este 2024, la borrasca ‘Nelson’ ha impedido que algunas de las procesiones cumplan con su tradición, pero los fieles han encontrado distintas soluciones para mantenerlas vivas.

El Santo Enterro de Ourense no salió a las calles finalmente, y la talla desfiló por las naves de la catedral acompañada por música de gaitas, y portada por cuatro religiosos, que completaron las quince estaciones del Vía Crucis que sustituyó a la marcha.

Horas más tarde, el tiempo dió una tregua, y en la mañana del sábado, la Virgen Dolorosa pudo abandonar la parroquia de la Santísima Trinidade para ser llevada en la procesión de Os Caladiños, otra de las tradiciones ourensanas que no fallaron. El obispo de Ourense, Leonardo Lemos, acudía a la iglesia para participar en esta procesión, en la que cuatro porteadores sacaban con sumo cuidado la talla.

Recuperación y crecimiento

Mayor fortuna tuvieron los vecinos de Melias, quienes sí pudieron continuar con la recuperada tradición del “desenclavo”, acto en el que se le retiran los clavos a la talla de Cristo crucificado, y sale en procesión. Se trata de una ceremonia de la que se tienen registro ya desde 1900, y de la que los vecinos se sienten muy contentos de haber recuperado. Los participantes invirtieron un mes de trabajo para que la recuperada ceremonia luciese adecuadamente, y no estuvieron solos en el acto, pues al desenclavo se sumaron fieles venidos desde las distintas localidades del concello de Pereiro de Aguiar, e incluso acudieron vecinos de Ourense.

El Viernes Santo en Castro Caldelas fue testigo de una emotiva procesión de Os Caladiños. Más de cien cofrades celebraron este tradicional evento con gran emoción. La devoción y el fervor religioso se hicieron presentes en cada paso de esta solemne procesión por las calles caldelás. La alcaldesa, Sara Inés Vega, contaba que este año el Concello ha unido fuerzas con don Jose Manuel Armesto, párroco de Castro Caldelas, y el historiador Manuel Carrete para recuperar antiguas vestiduras y albas que se empleaban durante la ceremonia. 

Vía Crucis de As Ermidas

La meteorología dio un respiro a O Bolo y permitió la salida del Viacrucis del santuario de As Ermidas. Asistieron cientos de fieles llegados desde toda la comarca de Valdeorras, algunos de ellos caminando, y también personas de otros lugares de la geografía gallega. Datado en el siglo XVIII, es uno de los tres Viacrucis de Europa de estilo barroco, junto con el del Bon Jesús de Braga (Portugal) y San Carlos Borromeo (Italia). Durante muchos años, hasta el cambio en la ceremonia de 1991, fue el único con 15 estaciones, una más que los habituales hasta entonces. Fue en 1730 cuando se inició la construcción de las 15 capillas en una ladera rocosa que termina en el río Bibei, con 62 figuras talladas en madera policromada, convirtiéndose en la obra más popular del barroco gallego.

Hubo encuentro

Puntual, a las 9,30 de la mañana, daba comienzo la procesión que más madruga de O Barco. Las cuatro tallas del Nazareno, La Dolorosa, La Verónica y San Juan, salieron de la Iglesia de San Mauro. El Nazareno fue seguido por sus cofrades y fieles, y se encaminó hacia la avenida Marcelino Suárez hasta llegar a la plaza del Concello. En la plaza del Príncipe, enfrente de la Iglesia de Santa Rita, se encontró con el resto de las tallas que atravesaron la calle Eloi Rodríguez Barrios y La Valorca. Sin embargo, la procesión de la Soledad, conocida como la procesión de Los Caracoles de O Castro, en O Barco, no pudo celebrarse por el mal tiempo. Un grupo de mujeres portaron a hombros la talla de la Dolorosa por el pasillo de la capilla de O Castro. 

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