Veinte camiones y dos autobuses quedaron atrapados en la madrugada en la autovía Rías Baixas, entre A Gudiña y A Mezquita, a causa de la nieve, que volvió a complicar la circulación en todas las carreteras de montaña.
El mes de enero que acaba de finalizar pasará a la historia como uno de los más lluviosos y con más nevadas de los últimos 30 años, según los datos que maneja la Agencia estatal de Meteorología. El temporal volvió a cubrir ayer de blanco buena parte de la provincia, atrapando a 20 camioneros y dos autobuses en la autovía Rías Baixas, entre A Gudiña y A Mezquita. La nevada dificultaba la circulación en ambos sentidos y los conductores tuvieron que esperar más de dos horas, entre las 04.00 y las 06.00 horas, hasta que una máquina quitanieves despejó el asfalto.
Entre los camiones había turismos, cuyos conductores también optaron por parar al no ir provistos de cadenas. La autovía Rías Baixas no fue la única vía con problemas para el tráfico a causa de la nieve, la Guardia Civil de Tráfico recomendaba a la primera hora de mañana la utilización de cadenas para circular por la C-533, entre Viana y A Rúa; OU-540, en Bande; N-525, en A Gudiña; OU-536, en Trives. Las cadenas también son necesarias para acceder a la estación invernal de Manzaneda, donde la nieve permite la práctica del esquí a lo largo de cinco kilómetros. La nieve se convirtió en lluvia en las zonas más bajas, lo que provocó que aumentara aún más el caudad de los ríos Sil, Miño, Limia, Arnoia y Tamega, que discurren prácticamente desbordados, anegando fincas, pozas termales y piscinas.
Entre los camiones había turismos, cuyos conductores también optaron por parar al no ir provistos de cadenas. La autovía Rías Baixas no fue la única vía con problemas para el tráfico a causa de la nieve, la Guardia Civil de Tráfico recomendaba a la primera hora de mañana la utilización de cadenas para circular por la C-533, entre Viana y A Rúa; OU-540, en Bande; N-525, en A Gudiña; OU-536, en Trives. Las cadenas también son necesarias para acceder a la estación invernal de Manzaneda, donde la nieve permite la práctica del esquí a lo largo de cinco kilómetros. La nieve se convirtió en lluvia en las zonas más bajas, lo que provocó que aumentara aún más el caudad de los ríos Sil, Miño, Limia, Arnoia y Tamega, que discurren prácticamente desbordados, anegando fincas, pozas termales y piscinas.
