Es maestro, fue notable artista de circo, en el que hizo de todo. Tres cuartas partes de su vida en la Ciudad de los Muchachos fueron su camino a Itaca, que ahora sigue tras rehacerse de las heridas sufridas en el empeño.

El niño que creció con un sueño

Fue un niño propenso a los cambios de residencia debido a los traslados de su padre, que construía embalses con Dragados. Primero estuvo en Chantada, luego en Ribadavia y luego en Ourense. Ingresó en Bemposta el 3 de abril de 1970, con una decisión que marcó su vida. Lo hizo movido en buena medida por un programa que emitió TVE sobre el circo 'y que me dejó cautivado'.
Los primeros cuatro años fue externo. Maricarmen Legido, profesora, le bautizó enseguida como Ardilla, por agudo e inquieto; el apodo prendió, hasta el punto de que muchos de sus amigos y compañeros ignoran el nombre de pila.

Vivía en A Chavasqueira y le gustaba aquella zona. De hecho, cuando empezó en el circo quería que Julio Savala -otro de los muchachos salido de Bemposta que consolidó una existosa carrera artística internacional-, le presentase 'como Angelito da Chavasqueira'.

Durante cuatro años fue alumno de la escuela de circo y en 1975 'realicé la primera tourné por España adelante, después de haber participado en algunas actuaciones aquí'. Luego vino su primera gran decepción, ya que el circo 'fue a Australia y todavía hoy no sé porqué no me llevaron. Creía, y aún lo creo, que tenía más nivel que algunos de los que fueron'.

A pesar de ello, el circo le dio a Ardilla 'gran satisfacción personal e importante bagaje vital, imposible de adquirir de otra manera'. Recorrió el mundo, conoció gentes y culturas, además de 'aprender a defenderme en situaciones complejas', pues enseguida tuvo responsabilidades en el circo. 'Era una forma especial de ver el mundo para un crío de quince años'.

Su primera gira por América le tuvo dos años sin volver a casa. Aquella forma de vida contribuyó a forjar su personalidad. 'Viajaba con gente heterogénea, que teníamos que convivir las veinticuatro horas del día'. Fue un gran aprendizaje para 'ver el mundo desde otra perspectiva'. La primera vez que estuvo en Colombia le impactaron 'las peleas de niños de tres o cuatro años por un cartón para dormir de noche; esnifaban cola, metían la nariz en el escape de los coches para drogarse... Eran imágenes muy duras para el adolescente que yo era entonces'.

El circo le gustaba tanto que hizo de todo: cantó, presentó, fue acróbata, payaso, funambulista y, por supuesto, acrobacia a caballo y alta escuela (doma). Estuvo en el circo y en Bemposta hasta que 'ésta pasó a mejor vida en 2004'. Atrás quedaron tres cuartas partes de su vida, ya que empezó en segundo de primaria y acabó haciendo Magisterio, 'cuyo coste me lo pagué yo. Debo decir que Bemposta nunca me pagó nada, ni la boda'. Después fue profesor allí y jefe de estudios, además de profesor de circo y artista.

Rematada la experiencia bemposteña, sintió sobre sus carnes el otro gran disgusto de su vida, al constatar que aquello 'fue un engaño y un fraude a los bemposteños que trabajaron por la institución y por su patrimonio durante casi medio siglo'. A pesar del acíbar, cree que 'queda una idea, mejorable, y el espíritu bemposteño; gente solidaria, que ve la vida de forma peculiar y que piensa en los desfavorecidos'.

Desde el recuerdo herido afirma que 'físicamente no quedó nada, pues se vendió todo. Recuperar el proyecto es ya un sueño imposible', aunque espera que 'al menos se cumplan los estatutos de la Asociación Ciudad de los Muchachos que dicen que disuelto el proyecto y saldadas las cuentas, el dinero sobrante sea depositado o donado a una asociación benéfica y no vayan a parar al presidente de la Asociación Bemposta u otros personajes muy ligados al fundador'.

Ardilla, casado con una bemposteña, y con dos hijos, ha rehecho su vida profesional en la Hípica de Allariz y enseña equitación a las nuevas generaciones. Artísticamente sigue vinculado al mundo del espectáculo a través de la compañía de teatro-circo 'Alehop', en la que están Churri Silva y Alejandro Oviedo, directores artísticos y creadores de la compañía 'que han ganado premios internacionales'.

En lo que se refiere al Circo de los Muchachos, cree que es 'un proyecto digno de estudio', pues 'el Circo del Sol fue una copia, con apoyo del gobierno canadiense y con una gestión sensata'.

Te puede interesar