El artista ourensano recuerda la amistad que mantuvo con Vicente y Antón Risco, a través de 57 dibujos

La nostalgia de Virxilio llega al Municipal

Rodeado de amigos como Ignacio Basallo, Miguel Karballo o Acisclo Manzano, el artista Virxilio inauguró en el Municipal la muestra ‘Retallos dunha amizade’, en colaboración con la Concejalía de Cultura y la Fundación Vicente Risco.
Cerca de 60 obras pictóricas y gráficas recogen la amistad y la trayectoria profesional de los artistas ourensanos Virxilio Fernández Cañedo, Vicente Martínez Risco y Antón Risco, en una muestra en dos salas del Museo Municipal de la ciudad de Ourense.
Tiene 83 años. De sus manos han salido obras de arte que han viajado por España, Alemania, Italia o Venezuela. Participó en el grupo de los ‘Artistiñas’, y ayer Virxilio Fernández Cañedo (Ourense, 1925) volvió a su ciudad natal para exponer, rodeado de amigos, una muestra en el Museo Municipal titulada ‘Retallos dunha amizade’, en la que hace visible a través de 57 obras que datan de 1946 a 1990, la amistad que mantuvo con Vicente y Antón Risco.

Virxilio recuerda con nostalgia la década de los 60, cuando con su amigo Antón Risco se fue a vivir a París. Recuerda también que cuando era joven se reunía en un café a disfrutar de la tertulia con Don Vicente Risco y con el pintor Prego.

No le gustan las entrevistas, tampoco los homenajes y menos las exposiciones organizadas por galeristas de talla internacional. Tampoco lee la prensa, aunque agradece que ‘los periodistas se fijen en mi obra y que se interesen, pero yo lo único que quiero es que me dejen trabajar’. Actualmente vive frente a la Iglesia de Tamallancos, en Vilamarín, justo a un kilómetro de la carretera, distancia por la que realiza su tradicional paseo vespertino y para desarrollar una de sus facetas menos conocidas, la de escritor.

Para Virxilio el mundo del arte ‘se está convirtiendo en una cultura del espectáculo y un tinglado’. Explica que los comisarios en día ‘se presentan como los artistas, y el galerista cobra el 60% del valor de la obra si se llega a vender’. Al decir estas palabras, sonríe y con picardía en sus ojos extrae del bolsillo de su chaqueta una pequeña libreta color rosa. Entre sus páginas además de dibujos hay varios textos escritos por él mismo. Vuelve a sonreír, ‘voy a compartir algo’, dice y comienza a leer un breve resumen de un ensayo del dibujante alemán Günter Wilhelm Grass. ‘El arte es una aproximación a la realidad, el artista sólo parte de la superficie de las cosas y ahí su inspiración’. ¿Pero de dónde saca su inspiración Virxilio? Contesta que no tiene un método propio, pues dibuja ‘lo que veo todos los días. Me gusta lo rural y vivo en el campo’.

Meditativo baja la mirada y al levantarla sentencia con humildad: ‘Estoy orgulloso de mi vida, aunque no entiendo por qué me dicen que soy un ejemplo para los nuevos valores’. Puntualiza por último que de política no va a hablar, aunque desvela que siempre fue ‘nacionalista pero no separatista’. Con el catálogo de la muestra entre sus manos se despide. No sin antes abrir la publicación y encontrarse con un dibujo a lápiz de Vicente Risco. Virxilio lo ve, vuelve a sonreír y dice: ‘¡Coño! Esto lo he hecho yo. No lo recordaba’.



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