El obispo convoca un Sínodo diocesano durante la Misa Crismal

Misa crismal en la catedral
23-3-16
photo_camera El obispo Leonardo Lemos -en el centro- entra en la Catedral de Ourense para oficiar la Misa Crismal.

Recordó que el último celebrado data de 1908, con el cardenal Ilundáin

El clero de la Diócesis de Ourense celebró ayer la Misa Crismal,a la que acudieron 115 sacerdotes y numerosos fieles, oficiada por el obispo, Leonardo Lemos, que anunció la celebración de un Sínodo diocesano al que convocó "a todos los hijos e hijas de esta Iglesia". En el transcurso de la celebración eucarística, en la Catedral, se consagró el santo Crisma y se bendijeron los santos Óleos de los catecúmenos y de los enfermos. Previamente, a las cinco de la tarde, se llevó a cabo un retiro espiritual por parte de los sacerdotes en la iglesia de Santa Eufemia.

Tres ideas fundamentales centraron la intervención de Lemos Montanet: la elección sacerdotal, la unidad de fieles y clero en torno al Obispo y presbiterio y la convocatoria de un sínodo diocesano.

"¿Acaso se ha dado una vocación más grande que la nuestra? ¿Existe una manera de ser más excepcional que la del sacerdocio? ", comenzó diciendo Leonardo Lemos, quien subrayó en su homilía que, a veces, los sacerdotes no son conscientes de que ha sido Dios quien los ha elegido, llamado y consagrado. "¡Cuantas tentaciones contra la vocación se superarían si llevásemos a nuestra oración personal la elección que Dios ha hecho de nuestras personas! Si cuando llega el momento de oscuridad nos diésemos cuenta de que ha sido el Buen Dios el que nos ha elegido, seguro que no se tomarían determinaciones que con el tiempo se convierten en aventuras sin retorno", añadió.
Y continuó afirmando que esta elección solo se entiende, en su justa perspectiva, cuando se la contempla en comunión con el presbiterio, a la cabeza del cual está el obispo.

Al abordar el segundo punto (la unidad), comenzó subrayando que es importante "que vivamos y luchemos por conseguir esa unidad. Es la última petición del Señor antes de inmolarse en la cruz". Lemos destacó que el sacerdote, sean cuales sean sus cualidades y su trabajo ministerial, tiene que luchar por hacer de la Iglesia "la casa y la escuela de comunión". Y para ello, recalcó que se debe hacer uso de los "medios de siempre": el retiro espiritual mensual, el encuentro para la formación permanente de zona pastoral, la fiesta de San Juan de Ávila y "otras formas más sencillas para vivir y cuidar la unidad en la comunión de la que tantas veces habla el Santo Padre", utilizando expresiones muy concretas y sencillas: vivir la comunión evitando todo asomo de crítica negativa, nunca hablar mal de nadie y recordar que la calumnia destruye la obra de Dios. Añadió que "mantener y vivir la comunión es esencial en la vida de la Iglesia y mucho más en el presbiterio diocesano".

Por último, convocó un Sínodo diocesano habida cuenta, según resaltó, "los cambios importantes vividos en la sociedad desde él último celebrado por el cardenal Ilundáin en 1908". Para terminar, explicó que "en este día solemne en el que renovamos nuestros compromisos sacerdotales y la Iglesia, como madre, pone en nuestras manos los santos Óleos y el santo Crisma para hacer llegar a nuestros hermanos y hermanas la salvación del Dios de la misericordia", también se "nos entrega, a través del ministerio de vuestro obispo, el decreto con el que se convoca a todos los hijos de esta Iglesia a un Sínodo diocesano".

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