CIUDAD

“¿Parques?, son aceras con árboles"

Columpios en la zona infantil del parque del Barbaña.
photo_camera Columpios en la zona infantil del parque del Barbaña.
Consultados sobre el estado de las zonas verdes de la ciudad, los vecinos se preguntan si son algo más que "aceras con árboles", y se quejan de un mantenimiento tan descuidado que incluso pone en riesgo a sus visitantes.

El cierre de la hostelería propició que muchos ourensanos volvieran su mirada hacia los parques de la ciudad, y la mayor parte de ellos no están satisfechos con lo que Ourense les ofrece en materia de zonas verdes ni con su mantenimiento. Para Isabel Ferreiro, que visitó durante la mañana de ayer el Jardín del Posío, su estado: "Es lamentable. Y eso que acaban de traer césped y plantas, pero murieron al poco tiempo. Porque de poco sirve si no lo cuidas. Cuando venían los chicos de Aspanas, el jardín estaba impoluto, pero nunca más". 

Su acompañante hoy en el Posío lo tiene claro: "Trabajé mucho tiempo de chófer y he visto muchos parques, como el de Enrique Tierno Galván (Madrid), y en Ourense no hay de eso. Esto es una calle. En un parque hay tierra, barro, es algo natural. Lo de San Lázaro, otra aberración de cemento. Un parque es un parque", añade, parafraseando a Mariano Rajoy: "Esto son aceras con árboles. En verano, no hay ni una sombra". Ahora aguardan la llegada de alguien que algún día levante todo y revierta lo perdido.

José Luis Fabello, que descansa en otro de los bancos del Posío, cumplirá 80 años en un par de meses. Durante buena parte de su pasado, viajó por todo el mundo con la Marina Mercante. Nació muy cerca de aquí, en la calle Colón, cuando era de tierra "y aquí se movía casi toda la droga de Ourense". Cuando era un niño de seis años, su madre le traía al Posío para darle la merienda. Entonces le llamaban bosque, ahora echa en falta la mayor parte de aquellos árboles. Y tiene otra reivindicación más: "La gente mayor como yo, que necesitamos mear cada tres horas, antes podíamos ir a un bar a tomar un café. ¿Y ahora? Alguien inteligente puede decir: quédate en casa. Pero a mí los médicos me recomiendan salir y airearme. Igual que les hago caso con los medicamentos, quiero salir a pasear como me piden, porque viene bien para los músculos y el corazón. Pero a este Concello no se le ocurre montar uno de esos servicios que funcionan con una moneda de 50 céntimos, para que los señores mayores no tengamos que ir a mear contra un árbol, yo y tantas personas de 70, 80 o 90 años con la próstata jodida". Fabello votó a Jácome porque le pareció "serio y sincero", ahora se lamenta: "Solo quería medrar".

Ya en la zona centro, la agrónoma Ana Bernal ha bajado al parque de San Lázaro. Se especializó precisamente en parques y jardines:  "No se riega suficiente, y durante los meses de sequía estival da pena ver al parque seco". Tras unos años fuera, regresó a Ourense y una de las cosas que más echa de menos son las zonas verdes: "Hay muy poco y lo poco que hay no se conserva bien, cuando los parques dan vida a una ciudad".

A pocos metros, lee el periódico Antonio González, que no se jubiló, "me prejubilaron", lamenta. Cada vez acude más a San Lázaro, que "tiene de parque lo que yo de obispo. ¿Dónde te escondes aquí con la novia?". Sobre su mantenimiento, no hace valoraciones: "Si tienes ojos, no hace falta que diga nada". La cuestión de las mascotas también genera polémica: "Yo le preguntaría a un biólogo cuánto tiempo aguanta un árbol las meadas de perro", añade una vecina. 

El estado del parque Barbaña enfada desde hace meses a un matrimonio del barrio. Tienen una larga lista de quejas: "Los árboles se llenan de resina que luego no sale de los pantalones de los niños, crece hierba en el arenal, algunas baldosas llevan rotas desde antes del covid... ¡Que se dejen de rascacielos y se fijen en lo básico!". 

Ayer colocaron una piedra sobre una de las rejillas rotas para que no metiera el pie un niño, y antes de la última poda, mientras veían a sus hijos jugar en los columpios, ya se les pasaba por la cabeza alquilar una motosierra para arreglar las ramas, que llegaban casi al suelo: "Te despreocupas de los coches y tienes que estar pendiente de otros peligros". Otro vecino pasa por el lugar y está igual de mosqueado: "Nunca estuvo tan mal.  El otro día, mientras paseaba, cayó una rama a mi lado. Si llega a estar un niño...". 

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