Este vecino de Rubiá asegura que solo pretendía edificar un galpón para guardar los aperos de labranza
Un vecino de Rubiá, Francisco P.F., podría ser condenado a tres años de cárcel por una construcción ilegal si prospera la petición del ministerio público, que lo acusó de un delito contra la ordenación del territorio. El inculpado mantiene que no era una casa, sino un galpón lo que pretendía construir en el año 2016 dentro de una finca de su propiedad, calificada como suelo rústico, que adquirió a un banco.
En el juicio, la fiscal se centró en el testimonio de los técnicos para intentar acreditar que los movimientos de tierra realizados en la parcela, la planta rectangular de 10 metros de largo por 8,60 de ancho, los pilares de hormigón armado y los cerramientos de piedra de 30 centímetros de espesor (con huecos para la carpintería y lámina impermeable exterior) se corresponden con una vivienda unifamiliar y no con un galpón para guardar los aperos de labranza.
Uno de los agentes del Seprona aclaró que la mampostería empleada no son propias de alpendes: “Para un galponcito nadie se gasta ese dinero”, aseguró.
El acusado, según la fiscalía, realizó la construcción sin licencia municipal o cualquier otro título habilitante. La licencia que se le concedió el 31 de octubre de 2016 “era exclusivamente para el cierre de las parcelas respecto a la carretera OU-622”.
La defensa insistió en que en el momento en que se inició la obra se permitía la edificación de galpones porque no había Plan Urbanístico Municipal y regía la Ley del Suelo de Galicia. Ahora, el PXOM no lo permite y Patrimonio exige incluso catas arqueológicas. “En el momento de la obra era perfectamente legal”, aseguró el abogado.
El inculpado en el derecho a la última palabra desmintió que le dijese al Seprona que pretendía construir una casa unifamiliar.
