El dibujante Manuel Dopazo sigue recorriendo espacios en la ciudad con un conjunto de 10 acuarelas en las que presenta algunos edificios del arquitecto ourensano Gulías
Manuel Dopazo (Ourense, 1967)sigue recorriendo espacios en la ciudad con un conjunto de 10 acuarelas en las que presenta algunos edificios del arquitecto ourensano Daniel Vázquez Gulías con la impronta del claro-oscuro y en los colores primarios. Este mes estarán en el café Tomi's en Celso Emilio Ferreiro.
¿Cuándo empezó a pintar?
Yo pinto desde que iba en parvulitos, a los 3 años. Tenía ese don. No estudié Bellas Artes . Yo pinto porque es el lenguaje más hablado del mundo y para mí es un sentimiento, un estado de ánimo. Es algo que tiene que ser hecho con pasión. Fui dibujante para agencias de publicidad pero no me dediqué a ello profesionalmente. El tema del óleo lo comencé a los 6 años. Cada vez que me presentaba a un concurso de dibujo lo ganaba.
¿Es instintivo?
Pues sí. Me sale naturalmente. Dibujo todos los días en cualquier momento, incluso tomando café en mi cuaderno de campo o hablando por teléfono. Luego tengo otros momentos en los que me concentro y en 15 minutos hago una obra.
¿Qué prefiere, óleo o acuarela?
A mí lo que más me gusta es la acuarela. Para mi es más rápida y más difícil. Tiene que salir a la primera. El óleo da más opciones pero la acuarela no deja margen de error. No puedes tener miedo.
¿Y los colores?
Me gusta trabajar con la técnica del claro oscuro. Contrastes resaltando luces y sombras y dibujo con los colores primarios, rojo, azul y amarillo. Aquí tenemos mucho gris por todas partes. Con mis colores a la belleza arquitectónica de los edificios le incorporo un punto de alegría. Si todos los edificios fueran así la gente viviría más animada.
¿Por qué una exposición con la obra de Daniel Vázquez Gulías?
Porque me gustan esos edificios y al investigar sobre él descubrí un arquitecto con alma de artista que dejó su impronta en la ciudad. El Hotel Miño en la calle del Paseo, es precioso. El edificio de la familia Taboada frente al San Rosendo en la calle Progreso, lo mismo. Hacemos un repaso edificio por edificio y cada uno es una obra de arte. Incluso el palco de música de la Alameda es obra suya, y el conjunto del Santo Angel. En Ourense y fuera de la ciudad, Vázquez Gulías hizo obras que marcaron un antes y un después en la arquitectura ourensana. Su nombre debería perpetuarse en una calle de la ciudad porque él está presente en ella y lo tiene más que merecido.
¿Por qué diez edificios?
Hice esa selección pero sus edificios son muchos más, por supuesto. Podría plasmarlos todos pero necesitaría un espacio más amplio. Lo que yo hago con mi obra es un homenaje y reconocimiento a este arquitecto porque admiro sus trabajos. Seguro que mucha gente repara en ellos y no sabe que son suyos. Se podría hacer un roteiro con la obra de Vázquez Gulías.
Se imagina sus acuarelas en cerámica en cada edificio...
(risas) Pues sí. Ahora que lo dice... Es una bonita idea pero eso no depende de nosotros. ¿No cree?
