Las últimas horas han servido para equilibrar el caudal de los ríos, que en algunos casos, como el del Miño a su paso por Ourense, 'ha descendido hasta dos metros con respecto al fin de semana', según señalaba Manuel Fernández Blanco, responsable de Protección Civil en la ciudad. El nivel del río Miño estaba ayer en los cinco metros, ya por debajo de los seis que determinan el nivel de prealerta.
Esta misma situación se repetía en el resto de puntos calientes de la provincia, como el río Támega a su paso por Verín o el Avia a la altura de Ribadavia, que también registraron descensos en el nivel de sus aguas. Sin embargo, el embalse de Albarellos está al máximo de su capacidad y se teme que si llueve de nuevo con intensidad -como está previsto para este viernes- no pueda contener más agua y provoque inundaciones en localidades como San Cristovo o Leiro. Hasta ahora, las zonas afectadas son los paseos fluviales de los ríos Miño y Avia y las áreas recreativas próximas como A Veronza.
En Corzos (Maside), las aguas pluviales reventaron las tuberías de canalización en un tramo de 40 metros de largo, abriendo una zanja de dos metros de profundidad.
El grupo provincial del BNG ya solicitó una reunión urgente de la Junta de portavoces de la Diputación para analizar los efectos del temporal e instar a Xunta y Gobierno central a que declaren A Limia zona catastrófica y pongan en marcha los regadíos comprometidos en su día para crear balsas que eviten las crecidas.
En Corzos (Maside), las aguas pluviales reventaron las tuberías de canalización en un tramo de 40 metros de largo, abriendo una zanja de dos metros de profundidad.
El grupo provincial del BNG ya solicitó una reunión urgente de la Junta de portavoces de la Diputación para analizar los efectos del temporal e instar a Xunta y Gobierno central a que declaren A Limia zona catastrófica y pongan en marcha los regadíos comprometidos en su día para crear balsas que eviten las crecidas.
