ENTREVISTA

Rodolfo Núñez: "Debemos dar lo poco que sabíamos para que otros lo aprovechen todo"

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photo_camera Rodolfo Núñez, en la Fundación García Siñeriz.

Afirmar que gran parte de lo que hoy es España tiene un poco de este gallego de Ourense aunque nacido en Málaga no es nada baladí.

Lo verán, en pocos días, podan- do en la tierra de sus raíces -Vilardevós-, en la que reposan los restos de su esposa, Patricia Miller, la mujer que nunca falta en gran parte de sus respuestas y de la que basta percibir el cálido tono de su voz en el momento en la que la menciona para comprobar que Rodolfo Núñez de las Cuevas sigue -seguro- enamorado. Afirmar que gran parte de lo que hoy es España tiene un poco de este gallego de Ourense aunque nacido en Málaga no es nada baladí. Padre de la cartografía nacional actual, de los avances que en astronomía se han llevando a cabo; impulsor de la primera ley de Metrología del país, cuando por aquel entonces nadie hablaba de conceptos como la calidad en el sector productivo; precursor del establecimiento de las principales y actuales redes de comunicación, cuando ya en los 50 advertía al sistema que el futuro "estaba en la electrónica". Su curriculum es tan extenso como envidiable, ha recibido tantos reconocimientos que otros necesitarán siete vidas. Pero, si de algo está verdaderamente orgulloso,es"dehabercompartidotodo con los demás, tenía unas ansias -las sigue teniendo- de saber y conocer, pero mi mayor objetivo era acabar dándolo a los demás, compartiéndolo". Por eso, su biblioteca reposa en Santiago de Compostela, y otra que todavíaresideenVilardevós,específica de los primeros avances en comunicación por satélite de los americanos, seguirá el mismo camino.

El presidente de la Fundación García Siñeriz, la última en otorgarle un cálido reconocimiento a su labor, lo describe como el responsable del “vuelco espectacular en el desarrollo de la observación científica en nuestro país ̈...” ¿no se sorprende?

Le agradezco esas palabras, a usted y al buen amigo Julio Mezcua, pero lo primero que debo de decir es que mi trabajo es el de una persona normal, enamorada de su profesión. No sé si he sido tan influyente, pero sí que he tenido la oportunidad de intentar proyectar a la ciencia de mi país aquella visión que creía que debería de tener.

Pero usted ya apuntaba que el futuro estaba en la electrónica, y ahora no podemos vivir sin ella.

Yo siempre creí que iba a ser la revolución, recuerdo un artículo mío de ABC del año 1953 en el que advertía de por dónde podían ir los avances de esta disciplina, haciendo referencia a lo que ahora son cuestiones de primera línea. Decía que 'todo lo anterior y las incesantes investigaciones tecnológicas que tratan de mejorar la vida del hombre, influyendo directamente en las masas humanas, nos hablan de una técnica que res- ponde al viejo lema de semper prorsum, nunquam retrorsum (Siempre hacia adelante, nunca hacia atrás)'. Usted imagínese esto dicho en aquella época. Creo que Dios me dio unos talentos, seguro que pocos, pero que siempre los puse al servicio de los demás, no pensar que era algo mío; de lo poco que yo sabía, darlo.

Estoy convencido de que su mente sigue tan inquieta como la de aquel joven ingeniero militar de los 50.

Yo, a lo largo de mi vida, he procurado saber siempre todo lo que podía y puedo de mi profesión. A mis 92 años yo sigo comprando libros, quemando además a la biblioteca de Santiago. Tengo en Vilardevós más cajones para mandar este año, porque nunca se puede parar de seguir ampliando los conocimientos que uno tiene.

Reconocido cartógrafo pero también defensor de una ciencia en nuestro país, la metrología, que en el capítulo industrial es piedra angular. Hábleme de esos inicios.

La gente desconoce cosas como que España tuvo una gran importancia en la implantación del sistema métrico déeimal con el general Carlos Ibáñez e Ibáñez de Ibero como uno de sus principales impulsores. Recuerdo que como designado en el Palacio del Elíseo del Gobierno español en la celebración del primer centenario del metro, España tuvo un amplio reconocimiento que llegó a emocionarme. Al regreso, y después de esta experiencia, trata- mos de crear una ley de metrología, que fue importante en su momento.

¿Por qué es tan importante?

El Instituto de Metrología hoy día es un centro de primera línea en la investigación industrial, porque no hay desarrollo industrial si no hay una metrología adecuada. El Instituto, entonces, no disponía de medios para llevar adelante todo lo que suponía pesas y medidas, esa ley sirvió para poner en marcha todas esas necesidades. Once años antes de la entrada de España en la Unión Europea yo ya afirmaba que si deseábamos pertenecer al Mercado Común el país necesitaba disponer de una estructura metrológica adecuada. También en 1975 hacía referencias a la aplicación de esta ciencia en el ámbito de la calidad industrial, porque la garantía de nuestros productos debía de alcanzar una dimensión internacional y para testimoniarla el país debía de contar con una estructura metrológica adecuada, algo muy significativo para el desarrollo de las naciones. 

Por su relato, no se lo ponían fácil. ¿Pocos medios e intuyo que cierto recelo a la evolución?

Pude hacer muchas más cosas, pero no me dejaban. Introduje la automatización en el proceso cartográfico, por ejemplo, y fue una lucha tremenda. Todo lo que olía a novedad, a tener que cambiar normas, a tener que estudiar más, me causaba muchísimas dificultades. Todos los campos del Instituto Geográfico Nacional fueron saliendo adelante, pero me costó mucho. Hubo un momento en el que en este país no se hablaba de otra cosa que no fuese la Transición, todo eran problemas políticos, y los míos eran otros, era conseguir que España ocupase el lugar que hasta entonces no había tenido a nivel internacional en materias tan importantes como la cartografía.

¿De dónde ha sacado tanta fuerza para tan basto trabajo en tan importantes ámbitos?

Los temas me encantaban, tuve gente muy trabajadora en el Instituto Geográfico, unos ministros impresionantes en ese periodo del 74 al 80, pero tenía el apoyo de mi mujer, que era una mujer muy preparada, se enamoró del trabajo que yo tenía, y aparte era guapísima.

Toda esa alegría que yo fui cogiendo, creo que es la que hoy me mantiene aquí y hace que todavía me funcione el deseo de saber. En esta vida, nada es nuestro, debemos dar lo poco que sabemos para que otros lo puedan aprovechar.

¿Siempre llevó a Vilardevós tan lejos como usted?

Ha sido, sin duda, uno de mis pulmones. Es donde están mis raíces, y no hay que darle vueltas, donde estánnuestrasraícesestánuestra alma. Me llama mucho la atención el follón que se ha organizado por la calle que querían otorgarme, que le aseguró que no me importa lo más mínimo y lo digo con toda la humildad y respeto. Sé que hay es- tosproblemaspolíticosenlosquea veces la democracia se entiende un poco a su aire, cuando la oposición hace propuestas que son lógicas y que benefician, se deben aceptar y ya está.

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