Zaida Fernández, de 28 años, es la taxista más joven de Ourense. Una de las seis mujeres al volante en un mundo de 100 hombres. ¡Y tan contenta!
Hace poco más de dos años que Zaida Fernández, de 28 años, se convirtió en la taxista más joven de la ciudad. Heredó la profesión–y el taxi– de su padre. "Nunca pensé en dedicarme a esto. Saqué el permiso de conducir tarde y no me imaginaba que mi padre me ofreciera estar aquí", dice la joven, que tras la jubilación de su progenitor es la nueva "jefa" del número 45.
"Supe que era la más joven al momento. Había solo cuatro chicas cuando empecé y además, mi hermana también trabajó un tiempo y en su época da la casualidad de que ella también era la más joven", cuenta la taxista. Dice que son seis mujeres y cien hombres en Ourense, "pero hay más mujeres de las que se piensa la gente en la profesión, eh. Esta es una ciudad pequeña, pero vas a Barcelona o Madrid y es común encontrarte a mujeres taxistas", comenta orgullosa. "Somos difíciles de ver, es verdad", sonríe.
Por el mismo motivo, cuando se juntan las seis es todo un acontecimiento. "Es más difícil que coincidamos, pero cuando es así, charlamos o nos tomamos un café", dice.
"¡Qué bien, una mujer!"
Admite que el comentario se lo han soltado en muchas ocasiones. "¡Qué bien que me haya tocado una chica!". "Y sobre todo mujeres, me lo dicen", puntualiza. Y lanza un mensaje: "Yo le digo a todas esas mujeres que creen que van más tranquilas en un taxi con una mujer, que aquí no tengan miedo. En Ourense irán seguras con cualquiera de mis compañeros. A casa te lleva una persona responsable". Y en la misma línea: "Estoy en un mundo de hombres y no tengo queja", afirma, mientras se deshace en halagos hacia los taxistas ourensanos. "Nos tienen muy mimadas...", confiesa.
Zaida Fernández es catalana, aunque vive en la ciudad desde que era adolescente. Su padre emigró a Barcelona, donde ejerció de taxista cuando ella era muy pequeña. Ahora sonríe por ver a la "niña", ya crecida, con el taxi heredado. Y en él, en el coche, se quedan todas las anécdotas. "Si el taxi hablara...", se ríe. "Este trabajo es como la psicología. La persona que se monta y quiere abrirse, se abre. Y yo la escucho. La que no quiere, pues vamos callados", asegura. Un segundo "trabajo" que es rutina: "Hago de psicóloga casi cada día, pero todos lo hacemos".
Con el callejero más que chapado–"los pintores son las calles de O Couto y los ríos en O Vinteún"–, Zaida Fernández emprende el viaje. "Me gusta conducir", sonríe.
