La supresión de buses en la periferia de Ourense indigna a los vecinos

La propuesta del alcalde de Ourense, que anunció la supresión de líneas de bus y un servicio de transporte público “bajo demanda” en parte del perímetro rural (según Jácome, sería efectuado por taxistas tras su llamada), sentó como un jarro de agua fría entre las asociaciones vecinales. Ahora, los barrios de la periferia temen sufrir una “desconexión” con respecto al resto del concello. La Agrupación Miño, que integra buena parte de las asociaciones de la ciudad, celebrará este sábado una asamblea en la que abordará una situación que “no tiene ni pies ni cabeza”, lamenta su presidenta, Lorinda Fernández. “Tomaremos medidas: no vamos a permitir que perjudiquen las líneas del rural. Tendrá que entrar en razón, porque no se puede decidir cada día una cosa diferente”, explica la representante vecinal, en alusión al alcalde. Fernández sostiene que se dirigió al regidor local por medios telemáticos, y que “no me habló de muy buenas maneras. No tiene intención de recibir a las asociaciones. Me parece una locura. No puede levantarse cada día improvisando, sin contar con los vecinos, que son los que pagan impuestos y los que le pusieron ahí. Y nadie sabe mejor lo que necesita cada barrio que las asociaciones”. Por su parte, Manuel Mosquera, que lidera la Federación Limiar de asociaciones de vecinos, concuerda en que hay “preocupación” en el ambiente tras el anuncio de Jácome. Por su parte, Mosquera matiza que esta nueva modalidad de transporte público bajo demanda “me parece bien para el caso de líneas donde no se registren pasajeros, habilitando, en ese caso, un servicio de taxis para emergencias”. Mosquera explica que, desde Limiar, “no queremos apresurarnos”, por lo que se posicionará cuando conozca los detalles. En cualquier caso, advierte de que “no vamos a permitir que se reduzcan los servicios, ni que se eliminen líneas que se estén usando”. Xosé Carballido, presidente de la asociación de vecinos de Seixalbo, considera “un despropósito” esta medida. “Ao quitar as liñas, obrigas a efectuar desprazamentos en coche, incumprindo a obriga de sacar os vehículos da cidade, e tamén se abandona o rural. Estas medidas débense establecer seguindo unha estratexia, non por ocorrencias”, explica Carballido, mientras recuerda el Plan de Movilidad Urbana Sostenible de Ourense que se debatió, se elaboró y luego quedó olvidado en un cajón. Con respecto a las justificaciones del alcalde, que explicó que parte de las líneas actuales no son rentables, subraya que “isto non é un problema económico, de se é rendible ou non. Estamos falando dun servizo á sociedade”, reflexiona. Y es que “hai un compoñente social. E, se abandonas a periferia, todas as fincas que rodean a cidade se converten nun polvorín. O Concello non é unha empresa, é unha institución que debe velar polos seus cidadáns. Hai que mellorar as frecuencias de transporte público, non empeoralas e dar pasos para atrás, ao revés do mundo”, concluye. Desde Reza son de la misma opinión. Sara Cruz, presidenta de la asociación vecinal, añade que “estamos todos cabreadísimos. Dejan sin servicio a la gente mayor, que son los más perjudicados. Todo el perímetro rural está que hecha humo. Se nos prometieron más líneas y ahora nada de nada”.