ARMAMENTO

El tráfico resiste en la “raia"

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photo_camera Parte de la armas y munición intervenida a la septuagenaria de Chaves.

Escopetas que fueron subastadas en el 2016 tras ser intervenidas por la Guardia Civil

El contrabando de armas aún sobrevive en la "raia" pese a las sucesivas intervenciones de la Guardia Nacional Republicana. Los agentes lusos, presionados por sus homólogos en la provincia de Ourense, tienen como prioridad la detención de los contrabandistas y la intervención de las armas que ponen a la venta. Y prácticamente, desde hace dos años, todas las semanas registran una intervención. La última este pasado viernes, en los alrededores de Vila Real, en la que intervinieron varias escopetas.

Los agentes aprovechan cualquier registro para buscar armamento y munición. El pasado día 22, intervinieron a una mujer de 71 años, en su domicilio de la localidad limítrofe de Chaves, dos escopetas, dos carabinas, 2.283 cartuchos de varios calibres, además de tres armas blancas. Sospechan que las tenía para la venta.

En los seis últimos meses, el cuerpo de seguridad desarrolló operaciones en Boticas, Montalegre, Chaves, Valpaços, Vhinhais y Arcos de Valdevez, todos ellos cercanos a la provincia de Ourense, en las que intervinieron escopetas, revólveres, pistolas y munición.

Pese a los sucesivos golpes, el negocio se resiste a desaparecer. Según los datos que manejan los agentes, puede mover entre los 600.000 y los 700.000 euros cada año. Una cifra notablemente inferior que en los años setenta y ochenta, cuando rondaba los dos millones de euros.

El negocio cada vez está más oculto dada la presión de las fuerzas de seguridad. Hasta hace unos años se aprovechaban las ferias y mercados para vender pistolas y revólveres. Ahora, los contrabandistas utilizan cocinas y bajos, en las que camuflan las ventas organizando una comida, cena o merienda. "La mayoría de las transacciones se hace de forma muy oculta, sin levantar sospechas", afirman fuentes de la GNR.

Una pistola por 500 euros

Una pistola se puede adquirir al otro lado de la "raia" por 500 euros. Se conoce como un arma adaptada, que los contrabandistas suelen preparar en talleres aprovechando partes de pistolas y revólveres de juguete o simuladas. El precio sube hasta los 1.000 o más euros si se trata de un arma nueva, poco usada y bien cuidada, según fuentes del cuerpo de seguridad.

Los principales compradores de estas armas son ciudadanos españoles, seguidos de los franceses y los propios portugueses.

Curiosamente, según los datos que maneja la GNR y a tenor de las intervenciones realizadas, la mayoría de las pistolas que están en el mercado negro, tanto nuevas como adaptadas, son de fabricación española.

Los contrabandistas ya tienen sus talleres propios para preparar las armas (engrasarlas y sacarle brillo) y realizar cualquier reparación. Estos negocios también están ocultos y se esconden bajo herrarías para equinos o talleres de reparación de maquinaria y aperos agrícolas.

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