Los trastos del mobiliario urbano

Ourense. 17-04-2016. Fotos Marquesinas y cabinas. Paz
photo_camera Puesto de la Once con marquesina para el bus, cuando ya existe otra a pocos metros menos invasiva.

Mobiliario urbano sin utilidad pública o deteriorado prolifera la ciudad de Ourense; cabinas telefónicas abandonadas o puestos de la Once obsoletos ya con las nuevas tecnologías son ejemplo de ello. A ello se suman los mupis, ahora muy deteriorados, pendientes de una concesión de futuro dudoso

Marquesinas inútiles reducidas a meros soportes publicitarios y cabinas telefónicas abandonadas -son cada vez menos pero aún molestan en muchos barrios de la ciudad y en el centro- estorban a los transeúntes- no ejercen servicio público alguno -siempre ubicadas en aceras o plazas, que sí son espacios de todos los ciudadanos- y afean la imagen de la ciudad. Además, acaban convirtiéndose en meros paneles de cartelería ilegal -caso de las cabinas- o en mobiliario al servicio de un interés privado, como es el caso de los puestos de la Organización Nacional de Ciegos de España (Once); todo ello cuando ya han perdido el servicio de interés general que pudieron tener en algún momento pero ya no ahora, cuando las nuevas tecnologías convierten en obsoletos estos puestos convencionales y los teléfonos móviles permiten prescindir de los locutorios de Telefónica.

Particularmente significativo, en el caso de los puestos de cupones, es el que ofrece la imagen superior, en la zona de O Posío, en la pequeña plaza ubicada al lado del surtidor de gasolina. Junto a una marquesina para servicio de los viajeros del autobús, aparece una cabina de la Once, con un tejadillo añadido, a modo de marquesina también, robando así innecesariamente el espacio público de la acera.

Además, las cabinas de Telefónica, deterioradas por la falta de mantenimiento e invitación para el vandalismo, todavía se dejan ver en numerosas aceras, inservibles, pero entorpeciendo el paso de los peatones y, también, demostrando que su permanencia va pareja a la inacción de los gobernantes, poco atentos a la comodidad de sus conciudadanos y a la buena imagen de la ciudad.

Tampoco los alcaldes de la ciudad, ni el actual ni el anterior, han puesto remedio a otro de los "trastos" que padecen los ciudadanos. Son los paneles publicitarios o mupis, a los que la falta de mantenimiento tiene en una penosa situación, llamando la atención por su deterioro. Junto a ellos, los relojes-termómetros, objeto de mofa por transeúntes y turistas, por las temperaturas y horas disparatadas que ofrecen, cuando no están apagados, convirtiéndose en mobiliario absolutamente inútil. Por si fuera poco, están ahora sometidos a un proceso de concurso público para su concesión administrativa que ofrece numerosas dudas y un resultado cuando menos incierto, dada la trayectoria de la empresa ganadora y las excesivas condiciones de gestión impuestas por el Concello, lo que no garantiza precisamente que la explotación llegue a buen término. Esa concesión, que ha supuesto la pérdida de dos empleos -los de mantenimiento anterior de los mupis- está pendiente de la firma del contrato, que parece dilatarse pese a que tendría que resolverse en pocos días.

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