“La universidad es donde descubro mi galleguidad y que soy un manipulador'

Moncho Borrajo y Baltar, en la presentación de su libro. (Foto: Martiño Pinal)
El polifacético molguense presentó ayer en el Centro Cultural 'Marcos Valcárcel' el libro '¡Corre, Gallego, corre!', primera parte de sus memorias donde relata su infancia, juventud, luchas con la religión, con la homosexualidad, con los partidos políticos, y sus esfuerzos por triunfar.
¿Por qué se lanza a escribir unas memorias?
Porque creo que la gente no me conoce, y se han dicho de mí muchas cosas que no son verdad. Además, me apetecía que la gente que me quiere, que es mucha, conociera a Ramón, que es distinto al 'Moncho' del escenario, que es un personaje de mi creación.

Valencia marca un antes y un después en su vida, ¿no?
Es un cambio enorme: vienes de un colegio donde Franco es un dios y te encuentras en la universidad con que todo eso no es cierto. Estudiar en Valencia me hace tomar conciencia de mi galleguidad. Allí me llaman 'Gallego', y todos piensan que es un apellido, pero de lo que realmente tomé conciencia es de que tengo una patria, unos símbolos, una cultura... cosas que, sin despreciar a España ni a Europa, te hacen sentirte distinto a un valenciano, por ejemplo. Eso marca, porque tienes que demostrarle a la gente que podías ser gallego, homosexual e inteligente a la vez.

¿Cuál es la clave de ese cambio?
En la universidad descubro que soy un gran manipulador: fui delegado con 18 años y sacaba a la gente a la calle y la traía de vuelta al paraninfo, como borregos. Se junta a ello que sabes que eres diferente, que tienes una sexualidad distinta, pero te ganas el respeto de tus compañeros. Además, me dice el médico que soy superdotado y que, por tanto, esa soledad que tengo es innata, y si quiero ser como los demás, el que tiene que bajar peldaños en realisdad soy yo, no los demás.

¿Quién es Moncho Borrajo para Moncho Borrajo?
Hay muchas respuestas, pero sobre todo es alguien que tenía que ser más 'cabrón' y no lo es, y por otro lado, es un personaje incomprendido, porque se me tiene para algunas cosas demasiado respeto, no se atreven a invitarme a galas o entregas de premios, ni a imitarme, ni a ofrecerme colaborar en cortos. Pero sobre todo, Moncho Borrajo es una persona que se ha hecho muy buena gente, y eso me gusta. Tengo compañeros que se han vuelto unos monstruos solitarios aunque no les falte nada; yo prefiero pararme a hablar con la gente mientras camino por la calle, pero soy consciente de que el éxito tiene un peaje que hay que pagar, claro que de eso irá el segundo libro. n

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