No cuenta chistes, pero sí historias. Se declara monologuista amateur en entorno íntimo, “me gusta contar cosas que me han pasado, pero adornándolas”. Porque le encanta el sentido del humor, “creo que tengo mucho, una persona no podría estar a mi lado si no lo tuviese”. Aunque a la hora de reírse asegura que es “más de sonrisa que de carcajada, no soy estridente”. Se declara fan de los humoristas, “sobre todo de los americanos, que son políticamente incorrectos” y defiende que el humor “no debe tener límites”. Entre lo que es y no correcto y las polémicas, aparece la que se ha creado en torno a la canción “Zorra”. “Estoy al tanto, qué remedio, es imposible abstraerse de estas cosas. Pero lo que sea llevar canciones reivindicativas, empoderadoras, pues me parece fantástico, más allá de la calidad o no, que también es subjetivo.” Reconoce no conocer la letra y matiza que lo que no le gusta, “es en sí Eurovisión, no debería existir con el formato actual, con Israel”.
Apuesta por la música en directo, “te da cosas que no logras de otra manera” y se declara amante del Rock and Roll, “desde el heavy hasta el hard rock. Pero también me gusta el rap como expresión de la calle, desde los tiempos de Los Violadores del Verso, y me vuelve loco Resistente, Rene”.
No tiene inconveniente en compartir espacio en recintos musicales, pero si es en el ascensor, la cosa cambia. “Dependiendo del vecino, espero o no. Normalmente me hago un poco el huidizo, porque vivo en un octavo y si el vecino se queda en el primero, bueno, pero si no, es un momento eterno, hablando del tiempo y poco más. Me resulta incómodo. No soy antisocial, pero sí que soy selectivo en los momentos de compartir momentos”.
Por eso a lo mejor es más fácil encontrarle en casa viendo una serie que en una verbena. “Sin duda, ahora estoy revisitando ‘This is us’, recomendación de mi hija”. Y es tan fan de este formato que se declara “vicioso, hasta hice la lista de mis cien series favoritas en redes”.
A Víctor Ferreiro le gusta tomarse su tiempo, no tiene prisa y se reconoce “bastante procrastinador. No soy hiperactivo”. Tampoco muy original a la hora de hacer regalos. “Me gusta regalar, pero soy muy malo, no capto las señales. Así que siempre elijo libros o música. Pero también me encanta que me regalen”, y si no se ha acertado en la elección no importa, “soy buen actor, hice teatro. Tú vas a creer que me ha encantado e incluso me voy a emocionar”.
Una de sus opciones a la hora de tener un detalle viene por su faceta de lector, que se niega a abandonar el libro, aunque no le entusiasme: “Tiene que ser muy malo para que lo deje, pero si has aguantado hasta el final, también puedes ponerlo a parir más a gusto”. Hace dos recomendaciones, “Los años bárbaros”, de Rodrigo Cortés y “Episodios Nacionales”, de Galdós, “que me llevaría a una isla desierta, porque son 46 novelas”. Si pudiera, seguro que las leería también en italiano, que es el idioma que elige si tuviera el poder de aprenderlo en un día, “me parece un idioma bellísimo”. Aunque tal vez no lo aplicaría para una declaración amorosa, “no soy nada romántico, no se me da bien. Lo he intentando, pero si no sale de forma natural queda cursi, queda ñoño”.
Le dan pereza las conversaciones en las que el otro cuenta su vida, “si me interesa, te pregunto yo”. Para contar vidas y miserias, ahí están los reality shows. “¿Qué si los he visto? Sí, claro. Les he dado una oportunidad. Recuerdo GH1, que aguanté medio minuto. También vi el primer OT y no me gustó, me pareció algo prefabricado”. Pero en esas cuestiones nunca ha votado, “no, por favor, hasta ahí podíamos llegar”.
