Paco-Paco: "Mi vida fue una aventura, más allá del Taka-Takatá”

Francisco Ropero (Ourense, 1945) es, más bien, Paco-Paco. Desde pequeño. Asegura que le han pasado cosas increíbles, incluso “más allá” de un hit del verano de los setenta que se inventó en una tasca flamenca en Bélgica y con el que vendió hasta ocho millones de copias. Nadie le conocía y era su primer álbum, el disco de un ourensano que empezó tocando la armónica en el número 15 de la rúa Reza. “Tengo en mi casa más de 110 versiones del tema, me dijeron que a derechos de autor me iba a hinchar”. El Taka-Takatá fue mucho: “¡Cómo se ponían los belgas!”. La melodía, sencilla, llegó a 65 países. “Taka takata taka takata taka takata/ Taka takata taka takata taka takata/Taka takata taka takata taka takata taka takta. Pum catapum pum pum/ Cómo nos gusta el verano/ Pum catapum pum pum/ Pa’ levantarnos temprano”, reza una de las partes del tema. Ahora, Ropero presenta sus memorias en la ciudad, un sueño que se había visto truncado con la pandemia. “De Orense al Taka-Takatá. La aventura de mi vida” es el título del libro del que Paco-Paco presume orgulloso, escrito por su amigo Antonio Montilla, un periodista andaluz. “Mi hijo Timmy me dijo: ‘Tanta gente aprovechándose del Taka-Takatá y tú no has hecho nada’. Y me lancé”, explica este ourensano, autor de uno de los temas del verano más conocidos. “Desde niño llevaba metida la música aquí dentro, pero el Taka-Takatá es solo una de las cosas que me han pasado. La gente se pregunta: ‘¿Y a ti te pudo pasar todo eso?’ Ni te lo imaginas”. Visión de negocio Lo cuenta en el libro, empezando por las trastadas de infancia. “Mi padre era guardia civil. Cuando hacía alguna trastada, me encerraba en la habitación de mi casa con llave y yo estaba ahí tres días, como en un calabozo. Tenía un ventanuco y mi hermana me metía un bocadillo en una cestita que le bajaba con una cuerda. Dicen que el que más te quiere te hará sufrir. Y es verdad. Mi padre me quería muchísimo eh, pero yo era tan traste…”. Sigue en el libro con la visión de negocio que tenía de preadolescente. “Yo quería hacer carros para sentarnos y tirarnos por la calle Reza abajo. En la carpintería que había debajo de mi casa hice un carro y dije: ‘A esto le tengo que sacar pasta como sea”. Colgó un cartel en la calle: “Si queréis echaros, un real”. Con los chavales que atrajo al negocio, “hice seis carros, una flota para alquilar. Me hinché durante un tiempo con ese negocio”. Otro de los pasajes del libro cuenta su vinculación con la armónica, su primer instrumento. “Me vio tocar el jefe de mi padre, el teniente coronel. Me enteré más tarde que habían cogido un camión de contrabando de armónicas y el teniente le dijo a mi padre que me trajese tres o cuatro. Dentro de su honradez, me trajo una”. Fue con 17 años cuando Paco-Paco vio que “en Ourense, no tenía nada que hacer como músico”. Se fue a Francia, sin un duro. “Empecé a hacer miles de trabajos, el último en Francia fue en una cerrajería artística. Los fines de semana iba a actuar con un grupito. Hasta que tuve que volver para hacer el servicio militar”. En la mili se enamoró de la mujer con la que va a cumplir 54 años de casados. “En el 68 ya puse yo por delante la igualdad. Teníamos un grupo de cinco chicos y dos chicas. ¿Sabes cómo se llamaba? “Siete. Nosotras y ellos”. Al tiempo de conocerse, su mujer se quedó embarazada y dejaron el grupo. “Llegué a Amberes, vi una plaza preciosa y una peluquería muy antigua. Dije: ‘Si fuese capaz de echar yo a ese peluquero, montaba una tasca andaluza para yo cantar y mi jaleo. Ya había compuesto la canción en Santander. El peluquero me dijo que había que pagarle 10.000 francos y dije que vale. Hice una tasca que era una maravilla, abarrotada todos los días. A los belgas les encanta la sangría y lo español”. Fue en diciembre de 1971 cuando grabó el famoso “Taka-Takatá”, después de que un productor musical apareciese por la puerta de la tasca y le cambiease la vida. “En 19 de marzo del 72 me despierta mi mujer con el cassete. Oigo el Taka-Takatá y digo: ‘Me cago en la mar’. Ya era el número 1 en Francia”. Lo demás, en el libro “De Orense al Taka-Takatá” que ya está a la venta.