ENTREVISTA

Josep Llobel: "Mi suegro, Pablo Uriel, inició una gran saga de médicos en su familia"

Desde Valencia, el ilustrador Vicent Josep Llobell, conocido como Sento, viaja hasta la ciudad de As Burgas para presentar la novela gráfica "Dr. Uriel", una trilogía sobre las memorias de su suegro, el médico Pablo Uriel, durante la Guerra Civil.

El homenajeado es padre de Berta Uriel, jefa del servicio de Medicina Preventiva del Complexo Hospitalario Universitario de Ourense. La presentación, organizada por el Colegio de Médicos de Ourense con la colaboración del Liceo y Amigos de la República, será hoy a las 20,00 horas en el Liceo.

1937, Pablo Uriel era un joven recién licenciado en Medicina que se enfrentaba a su primer destino como médico en Belchite...

Pablo vio la muerte. El asedio de Belchite fueron 15 días de atrocidades, de vivir entre cadáveres, de ser un médico sin agua ni instrumentos. Yo creo que en ese momento a Pablo se le muere el alma de alguna manera. 

Oriundo de Soria, Uriel desarrolló su carrera en A Coruña, lejos de Zaragoza, donde vivía su familia. ¿Por qué?

Al acabar la guerra, Pablo tiene un mal recuerdo de su ciudad,  Zaragoza. Han asesinado a su hermano y su otro hermano lo han tenido encarcelado durante varios años. Vio que había una plaza de médico en A Coruña y se va para allí, donde hizo su vida: se casó con una enfermera coruñesa, con la que tuvo sus cinco hijos. Después de jubilarse, se fue para Valencia.

¿Qué recuerdos tiene de él?

Todos los que lo conocían lo querían mucho. Era un hombre muy especial, preocupado por los temas sociales y muy respetuoso hasta con sus enemigos. Inició una gran saga de médicos entre sus hijos. Tres hijas son médicos, excepto mi mujer que salió artista. El hijo también. Tenemos sobrinos médicos y mi hijo vuelve a ser médico. Estamos condenados con la medicina (ríe). 

Y 27 años después de su muerte, decidió publicar una novela con sus memorias ¿Cómo llegó a usted este documento?

Yo conocía estas memorias desde hace mucho tiempo porque él se las pasó a sus hijas. Estaban muy bien escritas. Además de hablar con él, hemos tenido la gran suerte de que sus hermanas, a las que yo conocí como unas abuelitas, guardaron todo. Tenemos cartas desde la cárcel y otros documentos originales que nos han ayudado a recomponer la historia.

¿De qué peripecias hablamos?

Justo en julio de 1936, Pablo acaba la carrera de Medicina. Con el golpe de Estado de los nacionales, él se ve envuelto por el hecho de pertenecer a un sindicato universitario. Lo encerraron en la cárcel militar. Logró salir y la solución que le dieron fue irse porque volverían a buscarlo a su casa. Se fue al frente, pero con la mala pata de que le toca el verano de 1937 en Belchite, que caerá en manos de los republicanos. En la tercera parte se recoge cuando fue prisionero de la República en Valencia.

Sobrevivió a las ejecuciones de los dos bandos...

Su historia tiene la paradoja de que Pablo fue un hombre que estuvo condenado a muerte por Franco y por los republicanos. Al final, recibirá de Franco una condecoración, la Medalla de Sufrimientos por la Patria, pero no la fue a recoger porque, entre otras cosas, le pedían 200 pesetas. 

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