Diez lecturas refrescantes para este verano

Mujer con ibro en la playa. Imagen de Pexels en Pixabay.
photo_camera Mujer con ibro en la playa. Imagen de Pexels en Pixabay.
Cuando el calor aprieta y el aire acondicionado es nuestro mejor aliado, la literatura puede ser una suerte de bálsamo mágico capaz de llevarnos a navegar por mares lejanos, mojarnos los pies en frescas piscinas o sentir la fuerza del frío viento.

Aunque la literatura solo sea un consuelo en plena ola de calor, nunca se debe subestimar una buena lectura. Porque si bien abrir un libro no hace que la temperatura baje, sí que puede llegar a construir una atmósfera, como proponen estas diez recomendaciones refrescantes. En ellas, cada uno puede plantar su sombrilla donde quiere, embarcarse en el velero que quiera o irse de vacaciones donde no reine el astro rey.

“Océano mar” de Alessandro Baricco.

El escritor italiano, un mago constructor de universos deliciosos y apetecibles, publicó en 1999 este libro en el que el océano es el protagonista de historias marcadas por las corrientes marinas y donde el mismísimo mar tiene voz propia. Una lectura que envuelve y que hace sonar en la mente el rugir de las olas.

“Los aires difíciles” de Almudena Grandes.

En esta obra la autora madrileña se alió de ese poniente y levante gaditano que tan bien conocía para hablar de amor, de superación, de dolor y de sanación tras un naufragio. Por eso esta novela, en la que Cádiz es también protagonista, no podía faltar.

 “Gran Sol” de Ignacio Aldecoa.

Aunque Aldecoa era un vasco de interior, siempre adoró el mar y por eso en esta novela (1957) nos propone meternos en la piel de los oficios del mar, algo que conoció de primera mano ya que se unió a los pescadores de altura de la costa cantábrica para poder contar su vidas. Un chapuzón en las salvajes aguas del Atlántico Norte.

 “Corto Maltés” de Hugo Pratt.

Y de los marineros reales pasamos a los ficticios. En concreto, al más literario del siglo XX, Corto Maltés, este hijo de una gitana de Gibraltar de mirada profunda junto al que perderse a lo largo y ancho del globo terráqueo surcando el océano.

“Moby Dick” de Herman Melville.

Sin dejar el mar, que para eso lo necesitamos más que nunca estos días, se puede recuperar esta historia clásica que nos sube al “Pequod” en busca de un gran cachalote blanco. Una obra maestra con la que más de uno sufrirá los sudores fríos del capitán Ahab.

“El viejo y el mar” de Ernest Hemingway.

Aunque hablamos de una novela corta (1952) esta es una de las obras más grandes del escritor estadounidense, un amante del mar (y de España) donde la ternura y la crudeza de la soledad se sumergen en la inmensidad del mar.

 “La playa” de Cesare Pavese.

De la playa peruana de Cabo Blanco, a las colinas del Piamonte y las bullciosas playas de la Liguria italiana, los escenarios de esta novela del autor italiano donde la despreocupación de los días veraniegos contrasta con las plúmbeas dudas existenciales de sus personajes.

“Llámame por tu nombre” de André Aciman.

No nos movemos de Italia porque es también en su costa se desarrolla esta novela sobre Elio y Oliver, un ejercicio literario luminoso que nos lleva a lo más profundo de los sentimientos y el erotismo entre dos hombres. Un paseo por esos rincones del amor donde siempre hay una brisa que mitiga el calor.

 “Sangre en la piscina” de Agatha Christie.

Las piscinas son también esos lugares deseados bajo el calor. Así que nada mejor que mezclar piscina y misterio para convertir esta historia de la dama del suspense en la que Poirot tendrá que enfrentarse a una difícil red de relaciones amorosas para resolver un crimen que sucede junto a una piscina.

 “Doctor Zhivago” de Borís Pasternak.

Termina esta lista con una recomendación para los amantes del invierno. Pasternak nos lleva al helador Moscú en plena Revolución de 1917 (pese a que la versión cinematográfica se rodara casi en su totalidad en España) y recuperar la vida y pasiones del doctor Yuri Andréyevich Zhivago, este personaje con el que viajar por una época histórica que viene bien también recordar estos días.

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