La semana de la moda masculina de París llegó ayer a ecuador en una jornada con toque español en la que se pudieron admirar desde los abanico del brasileño Lins y a la inspiración de Loewe en la figura de Luis Buñuel.

España, presente en París

Propuesta del diseñador brasileño Gustavo Lins. (Foto: ETIENNE LAURENT)
Estar en París y hablar de moda es ya un clásico en el comienzo del año. Ayer, la jornada del ecuador de los desfiles llegaba cargada de inspiración española, y lo hacía gracias al abanico madrileño del brasileño Gustavo Lins y a la inspiración de Loewe en la figura de Luis Buñuel.
Atelier Gustavolins presentó una colección para el próximo otoño-invierno centrada en el torso, que cubrió con estolas de terciopelo, o con abrigos drapeados que se cruzan en el pecho, a modo de quimono. Entre los accesorios, destacó los abanicos que compró en Madrid, en la Puerta del Sol, y que sustituyeron al clásico pañuelo en el bolsillo de la americana, imprimiendo clase y originalidad a siluetas sofisticadamente cotidianas. Los pantalones de tiro bajo, las camisas con cuellos altos y los abrigos de dos botones, ajustados por un fino cinturón, fueron notas recurrentes de un 'prêt-à-porter' masculino presentado en el parisiense barrio del Marais.

La casa española Loewe mostró por su parte sus modelos en un exclusivo apartamento del octavo distrito de París. La figura del cineasta Luis Buñuel fue el punto de partida para Stuart Vevers, director creativo de la firma, quien también rinde homenaje a Federico García Lorca, amigo del surrealista, al bautizar con su apellido a un modelo de bolso. Loewe integra en su colección la piel de borreguito, tendencia del próximo otoño-invierno a juzgar por los desfiles en la semana de la moda masculina de París, además de ampliar su paleta cromática, principalmente en los accesorios.

Maison Martin Margiela experimentó con el 'patchwork': de pieles, de lana o de cuero, en una colección especialmente llamativa, que ostentaba rojo fuego, turquesa y amarillo, además de los tonos clásicos de la temporada. Los zapatos se distinguieron por sus colores y las pellizas envolvieron los cuellos.

En la galería de mineralogía del Museo de Historia Natural de París, Cerruti desveló sus creaciones de 'prêt-à-porter' masculino.

Con un perturbador comienzo, bajo susurros por megafonía y notas musicales inquietantes, los modelos masculinos surgieron de un espacio blanco brillante, bajo un espejo que traicionaba sus espaldas. Los abrigos son largos, los pantalones, pesqueros, y los trajes, ajustados. La maleable rigidez de las prendas gruesas configuró una pasarela clásica y delicada, que destacó con gabanes de ante negro, zapatos de charol y dobles cuellos de cisne, en una paleta contenida en las tonalidades otoñales ligadas a la tierra, al azul del cielo, el verde de la hierba y el rojo de la arcilla, en sus versiones más oscuras.

La nota más gamberra llegó de la mano de Juun J. y de sus cazadoras 'bomber', que empezaron cubriendo abrigos largos y terminaron fusionándose con ellos en una extraordinaria explosión de luz.

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