Francia lleva el matrimonio y la adopción homosexual al consejo de ministros

El consejo de ministros del Gobierno de Francia aprobará mañana el proyecto de ley a favor del matrimonio y la adopción homosexual, que suscita el rechazo de conservadores e instituciones religiosas, pero que la mayoría de izquierdas del Parlamento francés aprobará a inicios de 2013.
La iniciativa para equiparar parejas heterosexuales y homosexuales, una promesa electoral del presidente, François Hollande, es además la primera gran reforma social de su quinquenio seis meses después de su victoria en las urnas.

Hasta ahora, la única unión legal de homosexuales en Francia es el Pacto Civil de Solidaridad (PAC), una forma de unión civil aprobada en 1999, bajo el gobierno socialista de Lionel Jospin, pero más restrictiva que el matrimonio, aprobado en países como Holanda, Bélgica, Canadá, España, Suecia, Sudáfrica, Noruega, Portugal, Islandia, Argentina y parte de Estados Unidos, México y Brasil.

Según los últimos sondeos, un 58 % de los franceses se declaran a favor de la legalización del matrimonio homosexual, aunque un 48 % se muestra contrario a que puedan adoptar.

La tendencia histórica muestra una evolución a favor del proyecto. En mayo de 1995, el 51 % de los franceses aceptaban el matrimonio entre dos personas del mismo sexo y únicamente el 39 % se declaraba partidario de la adopción.

Si para las asociaciones de gay, lesbianas, bisexuales y transexuales (LGBT) esperar a 2013 para equiparar sus derechos a los del resto de sus conciudadanos supone una demora innecesaria, conservadores y religiosos se oponen al proyecto de ley del Gobierno, pues temen que cause una 'profunda división' en la sociedad francesa.

Jean-François Copé, jefe de filas del partido conservador en la oposición UMP, pide un gran debate sobre la familia antes de convertir el texto en ley.

Por su parte, el ex primer ministro François Fillon, su gran rival para controlar la formación en la lucha interna de poder en la que se encuentra inmersa, asegura que la derecha tumbará la ley cuando vuelva a gobernar.

Pero la declaración más altisonante entre los conservadores llegó recientemente en boca del alcalde del distrito octavo de París, François Lebel, quien casó a Nicolas Sarkozy y Carla Bruni.

El conocido alcalde se preguntó públicamente por qué, si se autoriza el matrimonio homosexual, con el argumento de que existen parejas del mismo sexo, no se procede igual en relación con los matrimonios consanguíneos, la pederastia o el incesto que, en su opinión, 'son corrientes en el mundo', lanzó.

Los religiosos tampoco ven con buenos ojos que los homosexuales puedan casarse y todas las instituciones confesionales con presencia significativa en Francia, un estado laico desde 1905, se han pronunciado en contra.

Judíos, musulmanes protestantes y ortodoxos han manifestado abiertamente su rechazo al matrimonio gay. La mayor presión confesional proviene de cardenal católico André Vingt-Trois, máximo exponente de la religión predominante en Francia.

El pasado fin de semana, desde el monasterio mariano de Lourdes del suroeste de Francia, donde fieles católicos acuden en busca de curaciones milagrosas, el presidente de la Conferencia Episcopal de Francia pidió a los obispos que sensibilicen a los diputados contra 'la superchería' de las bodas homosexuales.

Según el religioso, la aprobación del texto supone una 'amenaza para la sociedad' porque 'haría tambalearse' uno de sus fundamentos.

La contraofensiva de los colectivos LGBT se dejará ver mañana, cuando hay convocada una movilización para 'resistir a las presiones de las instituciones confesionales', según la asociación SOS Homofobia.

Los grupos de presión a favor del matrimonio gay tampoco están completamente satisfechos con el proyecto de ley que votará mañana el consejo de ministros porque no aborda la procreación médica asistida, aunque el texto podría sufrir modificaciones durante su examen parlamentario, previsto para el próximo mes de enero.

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