Moncho Borrajo: 'He sido un Pepito grillo que hacía mucha falta en esta sociedad'

El popular cómico Moncho Borrajo.
Borrajo quiere dejar paso a Moncho, un orensano tranquilo y de risa frecuente, que la próxima Navidad cumplirá los 60 años. Y lo hará alejado de la vorágine de escenarios que ha acompañado sus últimos 38 años ejerciendo casi cada día como humorista irónico, de lengua rápida y crítica ácida, siempre capaz de improvisar.



MONCHO BORRAJO:'HE SIDO UN PEPITO GRILLO QUE HACIA MUCHA FALTA EN ESTA SOCIEDAD'

Este noche Moncho Borrajo dirá adios a las tablas con su espectáculo Despedida y cierre con el que tiene pensado llenar las 5.000 localidades del Coliseum de A Coruña. Pero esto no quiere decir que se retire: los libros, la pintura y otros proyectos se encargarán de absorber su tiempo a partir de ahora.

P: ¿Nervioso ante su última actuación oficial?

R: Siempre estoy nervioso ante una actuación y si es posiblemente delante más de 5.000 personas pues te puedes imaginar. Y luego está que despedirse siempre trae consigo algo triste, decir adiós siempre cuesta, sobre todo a un escenario que tiene ese atractivo, esa droga del aplauso. Pero yo creo que también va bien cuando uno está en el límite de los 60 el cambiar de vida, sentarse un ratito, pararse, meditar y tomar otro camino.



P: ¿Entonces este será un adiós real o será un hasta luego?

R: La verdad es que llevo dos años diciendo que me voy y hay muchos que no se lo han creído. Yo creo que muchos programadores y mucha gente de teatro pensó que yo lo usaba como promoción, como un invento de marketing para luego volver otra vez y no, no, es que ésta es mi última actuación. Si hago alguna cosa más la haré más adelante en plan benéfico pero yo dejo el espectáculo como teatrero, como cómico, para dedicarme a pintar y a escribir que es otro de mis oficios, la pintura.

P: Quiere decir que no se va a jubilar, ni mucho menos...

R: ¡No, no, yo no me voy a comprar un bastón para ver cómo trabajan los demás en una obra! (risas) Ahora mismo ya tengo acordadas cuatro exposiciones de pintura para este año y también espero presentar una primera parte de mis memorias, tengo una novela en proyecto y un libro de poesía en gallego que a ver si podemos sacar para el día de las Letras Gallegas. Y también espero escribir para los demás, ya tengo algunas peticiones para compañeros del mundo del espectáculo que me piden que les escriba sketchs y guiones, o sea que aunque no esté encima del escenario andaré por ahí detrás, entre bambalinas. Es decir, que no voy a parar.

P: Con lo que ha criticado la política ¿no ha pensado en meterse usted a político ahora que se retira, aunque sea como concejal?

R: Sí, lo que pasa es que como digo tantas verdades molesto mucho (le da un ataque de risa). No, yo para la política no valgo porque no me callo.

P: Ahora que abandona las tablas ¿se le queda alguna deuda pendiente, algo que le hubiera apetecido hacer?

R: Sí, claro, muchas cosas. Por ejemplo, hay un personaje que me encanta, el Don Hilarión de La Verbena de la Paloma, creo que me pegaría mucho a mí ir cantando aquello de una morena y una rubia... y luego también me hubiera encantado hacer el musical de Oliver Twist y hacer de judío, que es un papel precioso. Pero bueno, yo creo que lo que he hecho también está bien, ya ha sido bastante, he hecho de diablo, de bufón, de loco, salí con una bata de ocho metros de cola, ¡ya más no puedo hacer! Ahora me toca pintar y escribir que ahí sí que tengo muchas lagunas, muchas cosas que aprender todavía.

P: Haciendo balance ¿qué ha sido lo mejor de estos años de carrera?

R: Yo creo que lo mejor que he tenido en estos 38 años sin duda alguna es el público, ese cariño, esos detalles, la ternura. Y lo peor la soledad, el paso del teatro lleno al hotel con una cerveza y un bocadillo a las dos de la mañana. Hacer eso durante 38 años tiene tela marinera. Por eso, aunque la gente no se lo crea, añoro mucho mi casa, mi almohada, mi rincón, mi sillón para leer. Soy muy casero.

P: ¿Cree que hay alguien que le pueda tomar el relevo en el mundo del humor?

R: Pues no sé, porque en el humor español está habiendo un problema, que todos son políticamente correctos, muy no molestar, y eso me preocupa porque un chaval que a los 24 años es políticamente correcto, Dios mío, qué peligro a los 50. Además hay demasiado monologuista y eso se queda muy escueto, porque el humor también es caricatura, es disfraz, sólo con un monólogo no puede estar más de 20 minutos fijo en un micrófono. Pero hay gente muy buena, que tiene que salir, por ejemplo Javier Veiga es espléndido, pero les falta un empujoncito. En todo caso yo espero dejar el listón ahí a ver quien lo salta (risas)


P: ¿Se parece en algo el Moncho Borrajo de los escenarios al que se baja de ellos?

R: Pues muy poco, casi nada. De hecho tengo un amigo médico que me dijo que a mí el escenario me había venido muy bien porque había sido mi terapia para sacar toda la mala leche y luego me iba para casa tranquilo. Por ejemplo, yo no digo tacos jamás cuando hablo en la calle, sólo los digo en el escenario para molestar a los meapilas. Soy una persona muy distinta al Moncho agresivo o respondón del escenario pero ese Moncho también hacía falta, era un Pepito Grillo que venía bien en esta sociedad, que ha dicho muchas verdades, aunque no todas, porque yo me he callado más de lo que he hablado.

P: ¿Y cómo es el Moncho Borrajo de verdad?

R: Pues en realidad soy una persona tremendamente callada, muy íntima, muy familiar y soy muy tímido, yo no sé ligar por ejemplo, me violenta mucho molestar a alguien. Me importan mucho mis amigos, si les hago falta a las cuatro de la mañana me levanto y voy, y cada año que pasa entiendo mejor los defectos de los demás. Y soy una persona muy casera, me gusta leer, escribir, estar en mi casa... también me gusta mucho la fotografía y, algo que la gente no sabe, ¡hago tiro con arco!

P: ¿Y alguien que sobre el escenario ha sido tan crítico no es desconfiado en su vida real?

R: Pues fíjate, será por la educación que me han dado mis padres, pero yo sigo pensando que el mundo es bueno. Con todas las burradas que hay sigo pensando que es mayor la bondad del mundo que la maldad, y me ilusiono pensando que podemos arreglar cosas, que todavía se puede. Pero es que para eso soy muy utópico, es mi defecto, que creo mucho, y mira que me han dado patadas hasta en las partes más íntimas, pero sigo teniendo mucha fe en la gente. El ser humano no es tan malo como lo pintan, en mi opinión.

P: Volviendo a esta noche, ¿cómo va a ser ese espectáculo de despedida y cierre?

R: Pues no lo sé ni yo, porque haré el espectáculo con el que llevo girando dos años pero habrá más cosas, seguro que inventaré cosas, seguro que hablaré mucho en gallego, seguro que me meteré con la política porque estamos cerca de las elecciones, seguro que me pondré tierno y cantaré algún fado al final... En fin, me imagino que no va a ser una actuación más, va a ser esa actuación que espero que la gente recuerde. Y como casi todas los míos será un espectáculo largo, ya los hice de cuatro horas y hoy creo que como me anime alguno va a tener que ir con gotero (ríe de nuevo)

P: ¿Con qué ánimo saldrá al escenario?

R: Pues voy a estar al cien por cien, voy a estar espléndido, porque además yo creo que voy a disfrutar esa cascada de cariño, de miles de personas viéndome, gente que sé que viene de Barcelona, de Valencia en autocar... eso no tiene precio y si no lo aprovecho es que soy un gilipollas. Cuando a uno le dan esas oleadas de cariño tiene que salir al escenario pensando Moncho, te quieren, dales todo lo que tienes, déjate aquí el sudor y la sangre pero que no olviden nunca este 14 de febrero en el que vieron a Moncho Borrajo. Lo que quiero es que se vayan hablando de mí, bien o mal, y que no se olviden de que en Galicia había un cómico que no se callaba.

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