El Concello, que establecerá un sistema de vigilancia, exime a sus vecinos de pagar la tasa

El alcalde de A Veiga pone precio a la recogida de setas

Setas en un prado de Castromarigo, en A Veiga. (Foto: LUIS BLANCO)
Una ordenanza regulará el aprovechamiento micológico del Concello de A Veiga y obligará a vecinos y visitantes a solicitar la autorización municipal para recoger setas. Este permiso será gratuito para los veigueses, pero los turistas (aquellos que se alojen en un establecimientos turístico) y foráneos deberán pagar por cada una de las jornadas dedicadas a recoger hongos. La macrolepiota procera (choupín), los boletus o el lactarius deliciosus (níscalo) están entre los más buscados.
Las tasas de los turistas (seis y 10 euros, por uno o dos días, respectivamente) son distintas de las fijadas para los foráneos. Éstos deberán pagar en función del tiempo de recogida (200 euros por un año y 40 por un mes) y de la cantidad: ocho euros diarios, hasta cinco kilos, y 15 si superan el citado peso.

La ordenanza pretende evitar la alteración del ecosistema y la pérdida de especies micológicas, así como la generación de 'emprego e rendas para a poboación rural', según dice su texto. 'Teño visto cuadrillas que chegan nun coche para levar setas. Nós non queremos que recollan todo e se marchen sen sequera dar as gracias', corroboró el alcalde de A Veiga, Edesio Yáñez Gómez. Añadió que 'aquí non van a vir fábricas. Temos o que temos, natureza, e queremos explotala'.

La ordenanza regirá la recogida de setas en todo el término municipal, aunque los propietarios de terrenos que no deseen compartir su riqueza micológica, podrán evitar la rapiña notificándolo al Concello y colocando un letrero indicando 'propiedade privada. Recollida reservada de cogomelos'.

El reglamento fija las normas que regirán la recogida y que van desde la obligación de llevar alguna prenda reflectante o un teléfono móvil hasta la forma de retirar las setas causando el menor daño posible. Los infractores se enfrentan a ser sancionados con multas, cuyas cuantías varían entre los 60 y los 300 euros.

Para las labores de vigilancia, el Concello cuenta con la firma de convenios de colaboración con el Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) y con las patrullas de seguridad ciudadana, ambos pertenecientes a la Guardia Civil. También dice contar con el apoyo de los agentes forestales de la Xunta y con los guardas de campo. La ordenanza, que permanece estos días expuesta al público para alegaciones, también prevé el nombramiento de vigilantes entre agentes de la Policía Local y guardas de seguridad privada.

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