En su día grande, 22 de mayo, la imagen de la Santa Rita salía de la iglesia que lleva su nombre por las calles de O Barco para realizar un recorrido más corto de lo habitual, debido a la lluvia que durante la mañana amenazó en varias ocasiones con dejarla dentro del templo. A las 12:00 horas comenzaba la procesión acompañada de la música perpetua de la banda de gaitas de A Veiga. En esta ocasión, una imagen más pequeña de la santa de Casia fue portada por niñas, precediendo a la imagen habitual, obra del reputado escultor Xelo de Tremiñá, durante todo el recorrido.
Tras abandonar la Praza do Príncipe, la imagen, seguida de cientos de devotos armados con paraguas para soportar la lluvia, dobló la esquina para continuar por la Calle España, después por la calle Eloy Rodríguez Barrios, calle La Balorca y de nuevo, volver a la iglesia. A medida que la lengua de fieles avanzaba, la lluvia se disipaba y respetaba el resto del recorrido. Hasta cinco sacerdotes se congregaron para acompañar a la santa, entre ellos el párroco de O Barco, Jesús Álvarez. La solemnidad fue protagonista de todo el recorrido, solo interrumpida por los vítores en honor a la santa que se escucharon justo antes de entrar en el templo.
Desde primera hora se sucedieron las misas a las que acudieron multitud de fieles, rosa en mano, símbolo de la patrona de los imposibles. Tras la procesión, los vecinos llenaban la iglesia hasta el último banco, incluso muchos se quedaban de pie junto a la puerta de entrada.
La procesión y misa en honor de la Santa Rita, puso fin a un programa de fiestas que continuó con un concierto de la banda de gaitas de A Veiga y la actuación de la orquesta Miramar a las 20:30h.
