El alcalde asegura que ya no sirve a los objetivos iniciales pero la organización reclama otro local

Cruz Roja y Concello de Vilamartín se disputan el antiguo edificio de la institución benéfica

El Concello de Vilamartín reclama la reversión de la antigua sede de Cruz Roja Valdeorras, una petición con la que estaría de acuerdo si se le da un local. Pero el regidor descarta conceder una contrapartida.
La utilización de la antigua sede de Cruz Roja Valdeorras, ubicada a un lado de la carretera N-120, en el municipio de Vilamartín, enfrenta a este Concello con la entidad benéfica. Hace años que los voluntarios dejaron de tener sus oficinas en las construcciones, que ahora destinan para guardar materiales.

“Lo tenemos como almacén”, explicó la presidenta de la asamblea de Cruz Roja Valdeorras, Carmen Crespo, quien añade que las instalaciones barquenses de la entidad carecen del espacio suficiente para guardar más materiales y equipos. “El Concello de O Barco nos tuvo que prestar un local para el programa de estimulación cognitiva”, que este colectivo desarrolla para enfermos de alzheimer. “Si Vilamartín nos da un local o nos paga el alquiler de alguno, nosotros estaríamos de acuerdo”, apuntó.

El alcalde vilamartinés, Manuel Candal, confirmó el interés de su concello por las citadas instalaciones. “Hemos pedido su devolución a Cruz Roja, porque ahora no cumple los fines para los que fueron construidas”, dijo. El regidor del PP aseguraba que las instalaciones son de titularidad municipal. “Las aportó el Concello a Cruz Roja para desarrollar su función, pero ahora no la cumple y está en situación de abandono, por lo que pedimos su reversión”, indicó el regidor.

Tanto en Cruz Roja como en el Concello aguardan a que la otra parte contacte con ellos. Eso sí, si el alcalde consigue el edificio lo destinará a extinción de incendios o a Protección Civil.


Fomentando la lectura entre los mayores

Los voluntarios de Cruz Roja Valdeorras desarrollan una intensa actividad desde sus instalaciones de O Barco. Una de ellas es el programa de animación a la lectura, en el que participan 18 personas, de 50 a 80 años. Los asistentes realizan ejercicios básicos de conocimientos.

En los barracones de la calle Lugo, donde está la sede actual, también se coordina el servicio de teleasistencia, en el que participan 32 usuarios. Además, 39 niños, repartidos en dos grupos, participan en las clases de Lengua Castellana para inmigrantes. Cruz Roja lleva dos años con este programa, que financia Caja Madrid, entidad a la que se solicitó su colaboración para continuar con los cursos. Los países de origen de los alumnos son muy distintas, desde Pakistán o Brasil, hasta o Rumanía, pasando por Colombia o Ecuador, entre otros. Una decena de enfermos de alzheimer también pueden participar en el taller estimulación cognitiva, que se desarrolla en el nuevo edificio de la Biblioteca municipal.

Finalmente, un grupo de 10 voluntarias desarrolla un taller de manualidades, que venden en una tienda barquense para recaudar fondos y comprar juguetes para familias con pocos recursos.

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