El rural mantiene viva la matanza

La sangre se recoge para hacer filloas (Foto: J.C.)
La desaparición de las matanzas domiciliarias es cuestión de tiempo. En sólo cinco años, el despoblamiento del rural y los nuevos hábitos de los consumidores consiguieron reducirlas en más de un 60 %. Este descenso es confirmado por criadores y veterinarios, cuya actividad vuelve a multiplicarse con el inicio de la temporada, que habitualmente coincide con el puente de la Constitución.
“Moitos clientes levan a carne feita, mercan salchichóns, chourizos. A xente prefere non traballar”, explicó Guzmán Díaz Rodríguez, propietario de Industrias Cárnicas Murias de Petín SL. Añadió que aún hay quien prefiere comprar el cerdo entero para elaborar en familia los embutidos, pero también esta costumbre se está adaptando a los nuevos tiempos. “Véndense máis mortos que vivos. Agora xa non hai quen mate; se leva o cerdo sacrificado', dijo.
Un campo que va a más es el de los cerdos alimentados con productos naturales, como patatas o castañas. En 2007, Guzmán Díaz decidió criar cinco ejemplares dándoles de comer exclusivamente ese tipo de alimentos. Las ventas de este año se multiplicaron por 16, al comercializar 80 ejemplares. Ante este fuerte incremento no es extraño que se mostrase rotundo cuando aseguró que 'este é o futuro'.
Estos cuidados repercuten en los costes, que son superiores a los de los cochinos en cuya alimentación también entra el pienso. Estos últimos se están pagando en torno a los 2,40 euros por kilo de canal y a 1,90 euros por kilo, cuando el cerdo se vende vivo. En todo caso, estas cifras son orientativas, pues los precios varían considerablemente en función del tamaño. Los preferidos por los clientes son los que pesan entre 150 y 160 kilos, pues son los que permiten elaborar los mejores embutidos, una cualidad que encarece el producto.
Los veterinarios también aprecian el retroceso de las matanzas. Manuel Fernández López, propietario del Centro Veterinario Arume, en O Barco, afirmó que 'cada vez hai menos. A xente compra a carne no matadeiro', explicó. Explicó que este año, la crisis económica, animó a realizar la matanza a familias que tienen a alguno de sus miembros en paro. Pensando en ellos, algunos veterinarios, como es el caso de este barquense, decidieron aplicar una política de 'precios anticrise', en la realización de las pruebas de triquinosis.
En todo caso, la matanza tradicional se mantiene viva en pueblos como el de Éntoma (O Barco), donde ayer fueron sacrificados varios cerdos. No obstante, el despoblamiento del rural amenaza su futuro, según dijo Manuel Fernández. Añadió que la costumbre de cebar los puercos sólo se mantiene 'se están os pais'. En referencia a los puentes de la Constitución y la Inmaculada, este veterinario apuntó que su coincidencia en una misma semana espació más las matanzas. Un factor favorable es el tiempo, pues si se mantienen los 7 grados de ayer está garantizada la conservación de la carne.

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