Cinco semanas son suficientes para ver que este COB no va bien. O el equipo está mal hecho, o el entrenador no sabe dirigirlo o los jugadores no tienen nivel, pero no puede el club seguir mirando hacia otro lado y meterse debajo de la mesa.
Tras un ascenso que era vital y con una afición que está respondiendo como se esperaba, el problema está en lo que menos debería, en la pista. La imagen de A Coruña fue triste por actitud y rendimiento, pero la de ayer en el Pazo es más preocupante, porque demuestra impotencia e incapacidad. Si hay esfuerzo y no llega para competir ante un recién ascendido en el Pazo la respuesta es sencilla, otra cosa es que no se quiera ver.
El COB perdió ante el Cantabria porque es peor equipo, que no peor plantilla. Porque después de cinco partidos es un pollo sin cabeza que no sabe a lo que juega. Los ataques son una pelea de jugadores contra defensas: Willet, Ventura, Gjuroski, Manjgafic… canastas siempre de calidad o de insistencia, pero desesperantes.
La primera mitad del partido ante el Cantabria fue demoledora. Un ataque constante sin criterio alguno contra un rival que jugaba de memoria. El Cantabria tenía un plan y el COB o no lo tenía, o no lo recordaba o pasó totalmente de llevarlo a la práctica, pero fue una equipo impropio de la liga. ¡25 puntos!
Solo compitió cuando corrió sin brújula y cuando tiró a canasta sin dudas e incluso en esos “buenos” minutos mejoró por talento, físico o puntería, pero sabiendo que era cuestión de ataques que los tiros no entrasen o que las piernas se cansasen. No juega a nada este COB.
Las dos fichas de “americano” están perdidas, los referentes no tienen jugadas ni peso para destacar y los quintetos acaban pareciendo una moneda al aire confiando que salga algo de equilibio de un equipo desequilibrado por naturaleza. Si el equipo es tan malo como parece alguién tendrá la culpa. Si no lo es alguien tendrá que entrenarlo mejor.
