Cinco aldeas de Lobeira llevan 41 días sin teléfono ni internet

AISLADOS SIN TELÉFONO

La fibra óptica dejó de funcionar el 13 de noviembre y con ella el servicio en una decena de hogares

Juan Carlos, Pepe y Elpidio señalan un poste partido en Senderiz. Cristina Silva, junto al teléfono que lleva sin sonar desde noviembre.
Juan Carlos, Pepe y Elpidio señalan un poste partido en Senderiz. Cristina Silva, junto al teléfono que lleva sin sonar desde noviembre.

El teléfono fijo no sonará esta Navidad en Sabariz, tampoco en Baldemir, A Canle, Torneiros, Vilariño y Fondevila donde no podrán hacer videollamadas con sus seres queridos, ni seguir los últimos estrenos en las plataformas digitales. Son cinco de los seis pueblos de la parroquia de San Xes de Vilariño (Lobeira) en la serra del Leboreiro, en la ‘raia’ con Portugal, que llevan desde el 13 de noviembre sin servicio.

Una avería en la línea ha dejado a una decena de hogares sin servicio, en un rural que carece de alternativas y donde, cualquier incidencia, trastoca severamente la rutina de sus moradores. “Uns días non pasa nada, unha semana, tampouco. Pero levamos máis dun mes así e, peor aínda, non nos dan explicacións nin data de cando se pode resolver o asunto”, relata Pepe González, jubilado de Fondevila, quien se ha acostumbrado a ver los partidos de fútbol a través del teléfono móvil.

Los teléfonos inteligentes han salvado, en parte, esta desconexión obligada que padecen los lugareños. Le sirve a Pepe con su afición, pero no a Juan Carlos Alonso, que cuenta con un sistema de alarma en la granja vinculado al teléfono de casa y cámaras en su vivienda para la supervisión de su progenitor, nonagenario. “No puedo recibir la señal porque no tengo wifi en casa”, dice pendiente del móvil, por si hubiera cualquier novedad.

La falta de servicio también ha trastocado el día a día de Elpidio Álvarez. Este ganadero, que realizaba los trámites administrativos a golpe de clic en el ordenador, ahora se ve obligado a desplazarse hasta Bande, a 17 kilómetros. “A miña veciña ten dous rapaces que utilizan moito o ordenador”, comentaba Pepe en una conversación donde también salía el caso de Miguel, que teletrabaja seis meses al año, o de Cristina, a quien se le complica seguir la formación de cursos online.

Abandono rural

La llegada de la fibra óptica supuso un salto cualitativo del servicio. La línea, que viene desde Grou (Lobios), permitió engancharse a la fibra óptica a una docena de hogares. “Hará cuatro años que la extendieron. Y yo, encantando… No habían acabado de instalarla y ya solicitamos el servicio. Porque aquí es tan disperso todo… Yo me levantaba cada mañana y desayunaba leyendo las noticias en la tablet. Ahora no puedes hacer nada”, relata Alonso, sobre una situación que se repite en dos o tres hogares de cada aldea.

El resto de vecinos, en la parroquia residen en total 213 personas (según el INE), tienen servicio por satélite o únicamente móviles. “Pero no te puedes fiar, porque siempre hay problemas de cobertura. El fijo siempre está ahí, o lo estaba”, comentaba Alonso, cansado de reclamar a Telefónica, encargada de dar el servicio que, al cierre de esta edición, no se había pronunciado sobre este caso.

Otro vecino iba más allá señalando la inacción del Concello y definía esta situación como un síntoma más del abandono del rural. “Non vexo nin a Xunta, nin o Concello tratar de mellorar o benestar dos veciños. É todo palabrería”, dijo, lamentando la precariedad de los servicios y la falta de oferta. “Se poñen un servizo, que menos que mantelo”, añadía Pepe González quien, en un ejemplo de ese abandono, señalaba un poste de telefonía en Senderiz que lleva dos meses partido sobre el cable de la luz. “Seguirá así ata que caia e quedemos sen luz”, lamentan los vecinos.

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